Sueños de sangre pululan la mente,
ilusiones oscuras con olor a miedo,
sensaciones siniestras que evocan al hombre;
una sed de sangre, que devora al cuerpo.Se pierde la flor de la inocencia,
la alegría del niño que juega sin malicia.
El mirar inocente y la sonrisa risueña;
quedando el cascarón vacío.Aflorado en el recuerdo cruel
la necesidad innata de la vendetta;
el dulce néctar para un alma hueca
que oculta su amargura en una treta.Acumulando en su interior, bajo
la aparente falta de frustración,
la ilusión de la sanguinaria satisfacción.