Capítulo 10: "La Ermita"

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El cabello lacio de Yumi intentaba escapar por la parte inferior del casco. William Dumbard conducía su moto de gran cilindrada sin ningún tipo de miramiento, acelerando en zonas peatonales y adelantando a cualquier coche que le impidiese mostrar al mundo qué tan veloz puede llegar a ser su moto, pero uno de los semáforos cambió de ámbar a rojo, y la moto en la que iban ambos, frenó. 

Yumi aprovechó la ocasión para preguntarle a su pareja:

-Y dime, ¿hacia dónde vamos? - preguntó en un tono elevado para poder superar al sonido atronador que desprendía el motor.

William giró ligeramente su cuello hacia ella:

-¡Quería invitarte a tomar algo, tendremos que celebrar el extraño regreso de Stern... ¿no es así? -media sonrisa apareció en su rostro, aturdiendo a Yumi.

-¡Para aquí, Will, no estoy cómoda! - William apretó con fuerza el acelerador, creando una nube de humo. -¡Sabes perfectamente que no sabía nada de Ulrich ni de los demás chicos desde hacía años!

William aceleró, la moto alcanzó una velocidad vertiginosa, Yumi empezaba a asustarse, "¿Qué narices...?"

La moto frenó en seco, junto a un parque de las afueras de la ciudad. William se quitó con gran parsimonia el casco que cubría su cabellera oscura, y se dirigió decidido hacia la muchacha:

-Me lo has dejado muy fácil Yumi, tan fácil, como tú. -Susurró dirigiéndose a ella.

Esta bajó del sillín y retrocedió unos pasos sin mirar atrás, su intuición iba más allá. -¿Qué pasa contigo, William? - aclaró con voz entrecortada.

-¿Conmigo? Absolutamente nada. ¿O te ha faltado tiempo para irte con otro nada más leer mi mensaje? -preguntó clavando su mirada en la de ella.

-¿Q-q-ue mensaje...? -susurró- Acto seguido introdujo su mano en el bolsillo para sacar su teléfono móvil, el cuál tenía un mensaje por abrir. Temblando y sin dejar de mirar al joven, lo abrió, leyéndolo en voz alta: "Esto no va a ninguna parte. Tenemos que hablar..."

Alzó la mirada y confiada se dirigió hacia el: -¿Sabes qué? Enhorabuena, estás mucho más paranoico que hace diez años-  Caminó hacia William, y con rabia, le devolvió el casco.

Yumi dio media vuelta y caminó hasta adentrarse en la espesura del parque, dándole la espalda a William. 

Este encogió sus puños con furia y clavó su vista en su amada.

"No, definitivamente no tienes ni idea de con quién estás jugando"...



Jeremy, Aelita y Ulrich estaban a punto de llegar a la Ermita.

La muchacha de cabellos rosados aguantaba sin mostrar queja alguna tres cajas de pizzas en su mano derecha, mientras que Ulrich cargaba con unas bolsas llenas de bebidas con gas y alguna cerveza.

Este último seguía pensativo, sumido en aquello que minutos atrás había visto. "¿William y Yumi, juntos?"... Jeremy miró de reojo a su amigo mientras ojeaba unos cálculos que había estado realizando días atrás.

Aelita alzó la vista entre la inmensidad de árboles que la rodeaban, buscando la Ermita, lugar dónde había pasado con su padre los años más felices de su infancia, y en unos segundos, una sonrisa apareció en su rostro. Ahí estaba, aún en pie, tras haber pasado más de veinticinco años.

Los tres amigos se miraron, saltaron la pequeña y blanca valla oxidada por el paso del tiempo, y con un golpe seco, Ulrich forzó la puerta principal.

No había luz, y todo seguía prácticamente igual que hacía diez años, simplemente la casa tenía más polvo y humedad, pero el techo no se había desprendido en ninguna de las salas, y el salón principal se conservaba de maravilla.

Dispusieron las cajas de pizza sobre la mesa, y Jeremy, extendió una toalla sobre el frío suelo, para posteriormente sentarse.

Aelita no pronunció palabra hasta el momento:

-¡No me puedo creer que estemos aquí después de tantísimos años! -mientras se sentaba encima de la toalla de tono azulado.

-¿Verdad qué es increíble?- suspiró Jeremie- Pero no estamos aquí por nada, primero que tod...

Un mensaje de voz iluminó la pantalla del joven intelectual. "Es un mensaje de Odd, habrá llegado a Francia por fin". Abrió el mensaje de forma despreocupada.

"O tal vez no..."

Esas últimas palabras hicieron que Ulrich y Aelita miraran a Jeremy en busca de alguna respuesta, intrigados.

A Jeremy se le cayó el móvil de las manos, Y Ulrich, tan sólo mirando la cara de su amigo, se temía lo peor.

 

"Luchando hasta al final..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora