Sueños

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Al igual que cada mañana, Aome se había levantado temprano, se había vestido y arreglado; su desayuno tuvo que tomar apresuradamente, para evitar llegar tarde al colegio de nuevo; no quería ser reprendida por su maestro una vez más. Estaba cursando el tercer año del instituto.

Mientras estaba en clase no podía evitar el hecho de que su mente estaba ausente; había estado teniendo sueños extraños desde que tenía tres años de edad y últimamente estos habían aumentado de frecuencia e intensidad.



FLASH BACK



Se veía a sí misma con un vestido de corte antiguo, de color verde con trazos dorados; como si estuviera en el siglo XVIII con su cabello más largo de cómo lo tenía. Se vio a sí misma en un carruaje tirado por cuatro caballos que avanzaba sin detenerse hasta ingresar en una lujosa residencia de estilo barroco.

Había un baile fastuoso, y a pesar de que ella sabía que no provenía de una posición acomodada en aquella desigual sociedad; el vestido y el arreglo que llevaba, además de la formal invitación que portaba en su mano; le aseguraron el ingreso a dicha mansión.

Fue recibida por un extraño mayordomo, el cual al ver su invitación, ni tardo ni perezoso la llevo hasta una lujosa habitación. En el trayecto a la misma pudo ver el lujo que desbordaba dicho lugar. Estatuas de mármol, pinturas de más de dos metros de altura, una alfombra ricamente decorada, jarrones preciosos, flores y adornos que evidenciaban la posición económica de los dueños del lugar. ¡Una familia noble!

Tan pronto el mayordomo se detuvo ante una puerta con adornos dorados y bellamente decorada, tan solo toco un par de veces y luego con la mayor ceremonia abrió la puerta; dejando ver claramente a sus ocupantes.



— Mi Lady, he traído a la dama



Adentro pudo ver a una hermosa dama de cabellos blancos con un tocado al parecer de oro, enfundada en un precioso vestido en color rojo y borgoña, con detalles dorados y negros; nunca había visto un vestido más lujoso. Y a su lado un muy atractivo joven, que ella conocía bien, sus dorados ojos solo la miraba con una sonrisa reflejada en ellos, aunque su rostro se veía inexpresivo. El sobrio traje del joven en un color crema con impecable camisa blanca; contrastaba un poco con el lujo de la mujer que lo acompañaba.



— Gracias, puedes dejarnos a solas; retírate.

— Si mi Lady.



Aquel sirviente solo se hizo a un lado y la dejo pasar, para luego cerrar la puerta detrás de ella.

— Temí que no fueras a venir.

Fue el primer sonido que se emitió en aquella sala una vez que la chica ingresó en ella. Aquel joven solo se puso de pie y fue hasta ella. La mujer solo la miraba con una sonrisa amable, para luego con toda delicadeza servir tazas de té que puso frente a cada uno de los lugares de la mesa que estaba frente al sillón, donde se hallaba cómodamente sentada.

Toda la habitación estaba adornada por varios candelabros con siete velas en cada uno, dándole a la habitación un aspecto acogedor, eso sumado a la hermosa chimenea encendida a unos metros de donde se hallaban.



— ¡No temas! Ya hable con mi madre y está de acuerdo, hoy mismo te presentaré a todos como mi prometida.

— Pero yo...

— ¡Jovencita! — La voz de la mujer interrumpió las quejas de la chica. — Acompáñanos a tomar el té.

— ¡Sí!



Un Amor a Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora