Futuro Ineludible Segunda parte

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Habían pasado unas semanas, desde que Aome llegó a la residencia de Irasue; la madre de Sesshomaru. A partir de ese momento en verdad que estuvo a resguardo; está era una exclusiva zona residencial, con su propia zona de vigilancia que se encargaban de restringir la entrada a cualquier persona ajena al área. Para que pudiera entrar algún visitante, primeramente debía de ser autorizado su acceso mediante un aviso anticipado a los vigilantes y luego una confirmación vía video conferencia por parte de los dueños del lugar, Esto sumado al sistema de videocámaras sensibles a movimiento, lo hacía una zona altamente segura contra visitantes inesperados.


Ante esto, tanto los macabros regalos, como las llamadas telefónicas, cesaron por completo. Sumado al nuevo celular que le regalo la madre de Sesshomaru configurado para bloquear las llamadas de números desconocidos; solo en caso de que su nuevo número llegara a ser filtrado, impidió que volviese a ser molestada.


Quizás ahora el único motivo que le quitaba el sueño y la hacía pasar largas noches en vela; era que literalmente no podía dormir ante la expectativa de que Sesshomaru dormía en la habitación contigua. Era una terrible tentación para ella, estar a su lado y no poder dormir con él. No era que Sesshomaru se negara a estar con ella; pero sentía que al dormir la señora Irasue al fondo del pasillo, era una falta de respeto de su parte colarse en la habitación de su amado estando ella ahí.


Fuera de ello, todo parecía una ventaja grande estar ahí. Había podido ponerse al corriente con sus materias y ya tenía los conocimientos necesarios para aprobar los exámenes finales; solo esperaba ansiosamente el momento de graduarse y porque no decirlo, su boda con Sesshomaru.


Esa tarde en especial Aome estaba de mal humor. Tenía una tarde de estudio con Sesshomaru y por más que lo intentaba no podía concentrarse; con tan solo oler la varonil fragancia de su suave colonia,   bastaba para alterarla y que solo pensara en estar con él.   Pero tal parecía que a él no le afectaba; no se veía ansioso por tocarla o acariciarla a pesar de que en ese momento se encontraban a solas en la casa.



— ¿Deseas que nos tomemos un descanso querida? — Ella había estado en las nubes por largo rato y su actitud era algo fría y cortante para con él.

—... ¡¿De verdad te interesa lo que quiero?! — Aunque Aome dijo esto en un murmullo, fue claramente escuchada por él.

— ¿Qué sucede querida?

—... No es nada, me voy a mi habitación

— ¡Espera! — Ella trato de irse sin siquiera voltear a mirarlo, pero fue tomada de la mano por él y retenida en ese mismo lugar.

—... ¡Quiero descansar! Te veo después.

— ¿Qué te molesta tanto? — Su voz era tranquila como siempre, pero amable; tan solo terminó abrazándola, de modo que ella no pudo huir de él.

— Tú siempre tan tranquilo, tal parece que no te perturba el hecho de que estemos juntos... — Por un momento recordó que la primera vez que durmieron juntos, ella prácticamente lo había provocado y se sintió mal por ello.

—...

— Quizás te daría igual si no estuviera aquí.

—... ¿Tú crees eso? — Tan solo le dijo eso para luego levantar su rostro y besarla apasionadamente, al tiempo que comenzaba a subirle la falda, Aome se sorprendió mucho.

Un Amor a Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora