De la amistad al odio: la boda.

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N/a: Uso dos idiomas aquí; ruso y kazajo. Para traducción de la parte de Kazajo, revisar al final.

Давай : Dabai

Dedicado a Meli por ayudar con el título.

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Yuri Plisetzky miraba a su mejor amigo, Otabek Altín, a los ojos.

- ¿Yura? -Yurio parpadeó. Aún no había procesado sus palabras.

"Tengo algo muy importante que decirte" había dicho Otabek hacía apenas unos segundos. "Eres mi mejor amigo y mereces saberlo. No quisiera que esto cambie nuestra amistad o la forma en que me miras".

-Disculpa -dijo Yurio. Estaban en una cafetería tipo vintage y solitaria, de esas que los famosos como ellos preferían. Estaban sentados el uno frente al otro, las tazas de café ya frías y el helado el Yurio derritiéndose- ¿me puedes repetir lo que dijiste?

Otabek suspiró y bajó la mirada a la superficie de la mesa.

- Soy gay.

Ah.

Hubo varios segundos de silencio entre los dos. Otabek comenzó a ponerse nervioso, sabía el pensamiento de los rusos hacia los homosexuales, pero había creído sinceramente que, por convivir con Víctor y Yuuri, por ser Yura, por ser él, su mejor y único amigo, iba a ser diferente. Pero con cada segundo que pasaba se convencía más y más que se había equivocado.

-Lo siento -dijo Otabek cuando el silencio se hizo insoportable-. Eres ruso, Yura, no te culpo. Has crecido con la mentalidad de tu país y-

-¿Quién mierda crees que soy?

Otabek se paralizó al escuchar ese tono de voz. Por algún milagro fue capaz de levantar la cara para mirar a Yurio; el rubio parecía de verdad molesto, con el rostro mirando hacia abajo y semi oculto por su cabello, las manos apretando los bordes de la mesa con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos.

-¿Yura...?

-¡¿Quién mierdas crees que soy Beka?! -cuando Yurio levantó el rostro, de no haberlo conocido mejor, Otabek hubiera apostado que estaba a punto de llorar. Y como lo conocía bien, supo que solo era rabia- ¡Podré vivir en Rusia, pero yo sí soy inteligente! ¡Eres mi mejor amigo! ¿Por qué creerías que te haría a un lado solo porque te gustan las pollas? ¡Con un demonio, convivo casi todos los días con el jodido Víctor y el Cerdo! ¡¿Eso no te dice algo?!

El pelinegro se quedó mudo. El silencio entre ambos volvió, pero esta vez era diferente.

-Pero, si no te molesta ¿por qué te quedaste callado?

-¡Me tomaste por sorpresa! -Yurio soltó la mesa y se apoyó en el respaldo de su silla- No pareces ser gay y eres apuesto; podrías tener a cualquier chica que quisieras.

-Bueno... algo así -Otabek se rascó la nuca-, solo que, en lugar de chicas, son chicos.

-Hey ¿eso significa que te gusto? -Yurio le sonrió de lado.

-¿Ha? Para nada. No me gustan los mocosos.

-¡¿QUÉ?! ¡Yo te voy a mostrar quien es un mocoso, bastardo!

Yurio se le fue encima en un vago intento de una extraña llave al cuello. Otabek rio mientras forcejeaba con su amigo. Rio tanto que un par de lágrimas se le saltaron, pero el rubio, que conocía muy bien a su amigo, supo que fue por otra cosa. Por supuesto, no dijo nada.

¿Qué les ven a los hombres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora