Parte: 2

359 47 18
                                    

Un mes después.

— Ha pasado un mes desde tu partida... Siento que ya no puedo... —Habló mientras intentaba comenzar a limpiar lo que era la recámara que compartían, sintiendo un gran vacío en el lugar, en la casa, en su vida.— Te hecho tanto de menos y decir ésto me hace sentir estúpido... Estoy hablándole a la nada, Park. —Una pequeña risa nerviosa escapó de sus labios mientras más consciente era, tomando una de las fotos que había sobre la mesa de luz.— No me basta con solo ver tu retrato, sólo hace que te extrañe aún más, ésto ya no es normal, Minnie. —El chico sin darse cuenta fué apretando sus labios con el filo de sus dientes al sentir como las lágrimas, por centésima vez, comenzaban a empapar sus mejillas.— ¿Cómo sobreviviré éste frío invierno sin ti?, ¿cómo haré para vivir sin ti?, me estoy muriendo de a poco por no tenerte a mi lado. —

No tuvo más opción que salir de la habitación, sintiéndose sofocado; toda la vivienda le recordaba a él. Su esencia aún seguía presente, su perfume estaba impregnado en cada rincón, a pesar de que era una casa enorme, no había forma de escapar, su risa, su voz, sentía que su presencia lo seguía a todos lados.

— ¡Me estás volviendo un maldito loco, mocoso!, ¡te odio, no te imaginas cuanto te odio por haberme dejado! —Cayó de rodillas al suelo, donde miró fijamente un punto en el suelo sin importancia mientras las lágrimas mojaban sin pudor sus mejillas.— ¿Cómo pretendes qué olvide esa mañana en la qué te vi marchar?, ¿cómo esperas qué olvide cuándo tus ojitos se cerraban con miedo y cómo tu mano... Dejaba de aferrarse a la mía? ¡MIERDA JIMIN!, ¡¿DIME CÓMO DIABLOS HAGO PARA OLVIDARTE?! —Desde el fallecimiento de su pareja, sus días eran una completa miseria; ya ni siquiera le importaban las quejas de sus vecinos por sus constantes ataques.

Había perdido todo, su vida era JiMin, ese niño que se robó hasta su miserable alma, ese que con solo una caricia lograba calmarlo, el único que lo hacía reír sí estaba frustrado por cualquier tontería, la única persona que sacaba su lado dócil.

¿Algún día volveré a verte?, estás esperándome como dijiste, ¿verdad? Lo prometiste.

Su mente era un completo caos, lo único que hacía, era pensar en él las veinticuatro horas del día, casi no dormía por las constantes pesadillas, sus ojeras eran demasiado visibles en su pálida piel. Su apetito era casi inexistente; sí aún seguía con vida, era porque NamJoon y SeokJin lo obligaban a comer.

No había manera de poner sus pies sobre la Tierra, su vida era un constante vacío, nada tenía sentido para él, sólo sabía que aquella depresión que años atrás sufría, volvía nuevamente, haciéndole recordar que no era nadie sin el chico de mejillas regordetas, esas que tanto adoraba ver cuando sonreía.

Te echo de menos, JiMin.

Spring day | YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora