3. Fuertes confesiones

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Hace como 20 minutos que estaba sentado en frente del volante del auto.

Mi cerebro seguía sin procesar el hecho de que en dos días estaría volando hacia una de las ciudades más importantes de Nueva York. Quizás cualquier otro chico de mi edad desearía una oportunidad como ésta. Y no es que no quisiera hacer el viaje, estaba realmente emocionado sobre ello, sin embargo tenia pros y contras.

Contras: Suponiendo que viajará con alguien, lo más seguro es que fuera John y no estoy seguro de aguantar mis ganas de estrangularlo durante tanto tiempo. También estaba el hecho de que debía de comportarme a la altura del corporativo, sobre todo ya que iría en representación de mi jefe. Faltaban hacer los papeleos, la maleta, preparar los documentos, los boletos de avión... y por supuesto el como le diría a Christina, Erik, Joseph y Evelyn sobre el viaje. Dios, me iban a matar.

Pros: Será una gran experiencia. Viaje en primera clase. Alejarme del sitio donde paso mi historia con...

Maldición, a pesar de que han pasado ya 3 años desde que se fue, su recuerdo aún me duele. Me pregunto si habrá algún día en el que al menos podré pensar en ella sin venirme abajo. 

Suspiré, iba a ser un ajetreado día como para ponerme a llorar aquí en el carro, sobre todo teniendo en cuenta que tanto el chico de la limpieza como el guardia de seguridad del edificio se me quedaban viendo. Y, los entiendo, llevo como media hora sentado con la mirada en blanco. ¿A quién no le daría miedo eso?

Tras unos segundos de vacilación arranque el auto, el motor pareció asustar a mis compañeros, pero también tranquilizarlos de que no era algún tipo de asesino en serie. 

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Una hora después de varios semáforos, topes, y cambios de carril llegué a la casa. 

Era la misma casa en la que mis amigos y yo hemos vivido. Después de que mis padres se hubieran divorciado (si, vengo de padre separados, que cliché ¿no?), mi padre compró una casa, sin embargo tras conocer a otra mujer, él se fue a vivir con ella a un pequeño departamento, por lo tanto esa casa se convirtió en un tipo de guarida para los chicos y yo. 

Ahora que todos nos habíamos graduado se había convertido en nuestro hogar permanente, claro, hasta que cada quien se casara y formara su propia familia. 

Con cansancio baje del auto y recogí el correo. Si, hasta nosotros pagamos impuestos. 

Abrí la puerta con esfuerzo y suspiré al entrar. Nada como el hogar ¿cierto?

Erik apareció desde la cocina, llevaba unos pants grises e iba sin playera. Al parecer parecía sorprendido de verme, pues sus ojos se agrandaron al observarme de traje.

- Wow viejo, pensé que llegabas hasta en la noche.- me contestó ya un poco normal.- Pensé que alguien había venido a robar o así.

Casi me rio al verlo con un cucharón de madera en la mano derecha y un tazón con algún tipo de carne en la izquierda.

- ¿Y así pensabas ahuyentar al individuo? ¿Con una cuchara de madera y semi desnudo?

Erik se muestra algo confundido, observa su pecho descubierto y vuelve a verme a mi.

- ¿Por qué no?- pregunta curioso y algo divertido.

Solo menee la cabeza antes de desparramarme en el sillón, vaya, estaba exhausto. 

Erik dejo los cubiertos en la cocina y tomo una playera que se encontraba en una silla. Después se acerco y se sentó a mi lado.

- ¿Mucho trabajo?- preguntó.

Solo pude asentir con la cabeza.

- Oye viejo- empezó. - No es que no me agrade tenerte aquí, sobre todo cuando estos días que descanso me la paso solo... pero no recuerdo haberte visto salir temprano salvo en días festivos.

Primero no dije nada. Lo que decía era cierto. En cuanto entré a la compañía comencé a pasar casi todo el día en el trabajo. Quizás una parte de mi prefería enfocarse a ello que pasarme las noches lamentándome por mi vida amorosa, o quizás solo me gustaba demasiado lo que hacía. Con el paso del tiempo las horas extras y los trabajos presentados a tiempo dieron fruto, y me ascendieron a coordinar, sin embargo no me detuve. 

Ahora estaba como Sub director y a punto de dirigirme a Nueva York para comprar finalmente una de las compañías que mi jefe deseaba tener desde hace demasiado tiempo.

Y no sabía como decírselo a mis amigos.

- Erik... ¿Joseph llega tarde hoy?- pregunté ignorando lo que me había dicho.

A pesar de que me vio raro, solo se limito a negar con la cabeza.

- Llegará pronto, los viernes como aquí, por eso estaba cocinando.- me explica.

-Entonces llama a Christina y dile que venga a la casa. Hay algo importante que debo decirles.

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Hola!!!!!!!!!!

Ven? Cumplí con mi promesa jajaja

Aquí esta otro capítulo, espero les haya gustado y si fue así, le agradecería sus votos jeje :3

Comenten como creen que reaccionen los chic@s jaja, pueden llegar a hacer locuras 7u7


Also... Pray for Manchester 

¿Alguien es Arinator? Comenten, y ya saben, hay que mantener a la gente unida.

En fin... LOVE Y MUCHO LOVE <3



En guerra con el enemigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora