[Tormento final]prologue➰

98 12 1
                                    

En ese tiempo la gente solía salir de sus hogares, incluso la hora para llegar a casa era justo a la puesta del sol, cuando los últimos rayos iluminaban con parsimonia la faz de la tierra.
Y es que como no, si aquella criaturas aterraban a los individuos y nativos de aquel pequeño pueblo, e incluso unos otros vecineros.

Pero nadie más sabía de su existencia, nadie lograba afirmar con hechos que aquellas criaturas realmente existían. Aquellos que lograban verlos no volvían para contarlo y más tarde sus cuerpos eran encontrados a la orilla de aquel riachuelo que separaba ambas aldeas.

Nadie se atrevía hablar de ello, nadie habría la boca para prevenir sucesos terroríficos y dejaban a los pobres forasteros a la deriva y camino a la muerte.

Y eso no era todo, si no que algunos lugareños usaban eso de excusa para sacarle provecho, golpeando si escrúpulos a los pobres viajeros que llegaban de paso para una "vida mejor"
Tal fue la suerte para aquel muchacho, que buscando la felicidad materialista se encontró con la perdición de su vida, y el casi final de sus días.

Pues para su mala suerte a las afueras del pueblo era esperado por dos puños de hombres que no buscaban más que dinero fácil en manos del asalto.
Y era el quien iba a caer víctima en ese atraco.
Caminando con parsimonia el muchacho mira a todos lados al escuchar aquellas ramas quebrándose fuera de las veredas.
El camino estaba completamente oscuro y la vereda estaba simplemente alumbrado por unos pequeñísimos rayitos de luz lunar que lograban atravesar entre las hojas y ramas de los árboles.
Estaba ansioso, y aún cuando no era la primera vez en caminar a aquella zona, el corazón le latía a mil por hora.

Divisó a lo lejos dos imponentes figuras trepadas en lo alto de un árbol seco y aunque todo era penumbras, pudo ver claramente la capa negra que descendía desde la anchura de sus hombros, hasta llegar bajo la rama en la que se encontraba parado.
Sosteniéndose desde la vara que recorría casi todo el tronco del árbol, y pasando por encima de su cabeza cubierta.

Su pulso se aceleró y buscó esconderse entre la espesura de las plantas, maldiciendo entre diente, la estupidez de cargar con un atuendo para nada sencillo, pues en aquellos días vestir gala entre las clases sociales era algo más que natural, pero el era un niño que no se interesaba en nada, la oveja negra de la familia y el rebelde de todos sus hermanos.
Un forastero para los desconocidos y muy bien vestido.
Aquel chaleco con partículas de diamantina se reflejaba al hacer movimientos debido a la poca luz que había.
Y la camisa blanca que portaba debajo reafirmaba su presencia en aquel lugar.

─Hijo de quién eres, y que haces por aquí ─ escucho a alguien murmurar a sus espaldas.
Dando un respingo regresó a la mitad de aquella vereda polvorienta.
─Responde ─

─Jimin Señor, Hijo de los Park a las afueras de Transilvania ─ responde rápidamente temiendo que aquellas historias fuesen real.

─Muchacho, reza para que tu alma se vaya al cielo, y bendito a aquel que te ha traído a mis manos hijo mío ─

Si siquiera tuvo tiempo de reaccionar cuando vio por el rabillo del ojo derecho aquella lamina de acero iluminarse y ser deslizada dentro de su suave piel.
Un grito desgarrador se coló en su garganta obligando a los pocos pájaros huir lejos de aquellos arboles.
Se retorcía de dolor puesto que aquel cuchillo había sido enterrado hasta lo más profundo en su costado,
Y aún con el poco aliento que le quedaba trató de huir recibiendo como castigo fuertes golpes a un lado de la recuente herida.
A casi perder la razón sintió las frías manos de aquellos hombres recorrer todo su cuerpo rápidamente, y como estos habrían sus bolsillos desesperadamente.

─Dios nos perdone, y te lleve a su danta gloria hijo mío ─ volvió a murmurar aquella voz gruesa.

El muchacho se desangraba, y el dolor nublaba su sentidos, aquel punzón a su lado palpitaba mientras la sangre se drenaba cual alcantarilla.
Y daba paso a algunos pedazos de piel salir de la misma, había sido grabe quedaba decir, y sintió como su alma se iba desprendiendo de su cuerpo cada vez más.

Su destino ya había sido firmado y sellado pero eso no era lo que importaba en esos momentos, si no aquel agonizante dolor que permanecía como garrapata pegado a él.

Pero no estaba sólo, alguien más entre la espesura de los arboles había presenciado todo con lujos de detalles.
Él cómo aquellos hombres habían abusado de su poder y como habían dejado tirado al pobre joven a un lado del camino pedregoso.

─A.. Ayúdame ─ logró suplicar.

Y todo ocurrió en segundos, el líquido fluir por su garganta, y aquel ardor en sus extremidades, sin contar los jadeos que soltaba debido a la presión en aquella zona herida.
La respiración cada vez más lenta y el pulso en sus brazos nulo.







Park Jimin; El buen amigo 1571~1588

PROXIMAMENTE

߿��'

Dark boy[PJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora