La escena de un crimen

15 5 0
                                    


Me quedé anonadado ante la descripción que uno de mis colegas acababa de darme por el teléfono. ¿A caso podía ser alguien tan despiadado y depravado como para hacer lo que alguien acababa de denunciar en la llamada a emergencias?

No tardé en salir de casa, pues un triple asesinato con desmembramientos, aparente tortura, desfiguración de los cuerpos y un exceso de sangre solo podía requerir la presencia del más reconocido inspector de todo el cuerpo de policía.

Mientras me dirigía al lugar de los hechos mi compañero me iba dando los detalles por medio de mensajes, por lo que me dediqué a meditar lo poco que sabía. ¿Quién pudo cometer tal barbaridad? El que descubrió la escena del crimen afirmó ser un amigo de las víctimas, las cuales habían acordado ir al cine con él, pero al no contestar a las llamadas fue a su casa. Sin embargo, hasta que no se demostrara lo contrario, él era el primer sospechoso.

El arma del crimen no había aparecido aún, aunque por las heridas y las mutilaciones descritas parecía que se hubiera empleado una herramienta o un arma muy cortante, como una katana o alguna semejante. Sin embargo, eso debería confirmarlo el forense, que estaba tardando más de lo normal en llegar al lugar de los hechos.

Los vecinos afirmaban no haber escuchado ningún ruido por la noche, lo que indicaba que las víctimas conocían al asesino, o que este los acabó mientras estaban durmiendo, lo que abría la posibilidad a un posible robo, aunque realmente no parecía que nada estuviera fuera de lugar. Además, los signos de tortura demostraban un odio del asesino hacia sus víctimas, lo que descartaba mi teoría.

Por fin llegué al lugar de los hechos. La zona estaba correctamente ordenada, pero me extrañó que, a diferencia de otras ocasiones, no hubiera gente curiosa amontonada para intentar conseguir algún vistazo de la escena del crimen. También me pareció muy extraño que me hubieran avisado tan tarde, pues si yo era el inspector en jefe, debía de ser uno de los primeros en ver la escena del crimen, pero le resté importancia, pues a veces mis hombres caían en estos pequeños errores...

Mi gran sorpresa fue al entrar en la casa donde supuestamente tubo lugar el asesinato, pues todo estaba a oscuras y no se lograba ver absolutamente nada, y fue en ese momento, al abrir las luces, cuando los gritos de "¡¡¡Sorpresa!!!" inundaron la sala. Según parece era mi cumpleaños, y mi departamento, en lugar de hacerme una fiesta normal y corriente, movilizaron los efectivos para fingir un asesinato, algo de agradecer por la consideración, pero digno de una bronca (que preferí no dar) por incumplimiento de las normas.

Los Escritos de un Jóven EscritorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora