Extraña noche

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Esto sucedió tres días después de la charla con la señorita Hans.

Recuerdo que lleve a los niños temprano a la cama. Habíamos estados toda la tarde en él parque. Yo me duche y me quede en él sofá mirando mi serie. Remo no estaba en la ciudad, se había ido él día anterior a visitar a su hija. Estaba sola con los niños en casa.

Sin duda me había quedado dormida en él sillón, cuando me di cuenta ya era media noche. Los perros del vecino ladraban y aullaban como si algo les molestara. Apague la tele y fui a la cocina por un vaso de agua. Sentía mi boca seca. Apague las luces y subí a mi habitación. En eso escuche murmuro en la habitación de los niños.

-Oliver?- dije mientras abría con cuidado la puerta de la habitación, que estaba junto a la mía. Pude ver a Oliver de rodillas, junto a la ventana, Luí dormía. Me acerque a él lentamente, para no despertar a su hermano, no lograba ver muy bien por lo oscuro de la habitación. Me coloque justo atrás de él, estaba hablando tan rápido que no lograba entender como lo hacia, tenia sus manos juntas como si estuviera haciendo algún tipo de oración . Voltee a ver si Luí se había despertado, pero aún seguía dormido. Me agache para tratar de preguntarle que estaba haciendo. Por mas que le pregunte y lo llame mi hijo seguía diciendo palabras a toda velocidad. Trate de agitarlo unas cuantas veces y Oliver parecía no oírme, estaba como hablando dormido. Los perros ladraban y él viento hacia mover los arboles y estos golpeaban fuertemente la ventana de la habitación. Oliver seguía diciendo sus frases, cada vez mas rápido. Ya empezaba angustiarme.
Mi hijo simplemente no reaccionaba a ninguno de mis llamados. Luego de un par de minutos en esta situación. Ya en desesperación, salte a encender la luz y le grite con fuerza.

-Oliver¡ Despierta! ¿¡Que esta sucediendo!?-

Oliver abrió los ojos. Y todo paro. Los perros por una extraña razón dejaron de ladrar, él viento se detuvo. Y mi hijo solo se levanto, se dirigió a su cama. Me vio y solo dijo.

-Buenas noches mami- se acomodo bajo las sabanas y cerro sus ojos como si nada hubiera pasado. Como si eso era completamente normal..

¿Que carajos acaba de pasar? ¿Mi hijo es sonámbulo ahora? ¿Quien lo enseño hablar tan rápido? Tantas incógnitas en mi cabeza. Me quede un rato mas, solo para asegurarme de que Oliver, mi hijo de 6 años, no estuviera haciendo un pacto con él Diablo.

OliverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora