Ya es de día cerca de las 06:00 de la mañana, Eleonora Taylor y sus amigas/os, Samantha Paddock, Marcos Lopez, Ema Amiella, Luckas Cots, Riley Stevenson, Ethan Shoo, y Sophie Gibson están arreglando sus maletas para salir de viaje de egresados de su Universidad, ya que estuvieron cerca de cinco años en sus estudios y finalmente terminaron, reunieron el dinero suficiente para salir a las afueras de la ciudad, muy cerca de un bosque extenso.
Todos guardan sus pertenencias, Eleonora Taylor, una joven de cabellos ondulados y de color café castaño, delgada y de mediana estatura, cerca de 1.70, guardando sus libros en una vieja maleta, una mujer que le apasionaba sentarse horas y horas a leer, y no saldría a ningún lado sin ellos, lo mismo con su collar que su madre le dio antes de fallecer en un accidente cardiovascular fulminante. Su mejor amiga de la infancia y compañera de cuarto, Samantha Paddock, una joven carismática y alegré, de unos 1.68 metros, siempre con una sonrisa en su rostro, de esbelta figura de cabello negro intenso y color de ojos verdes claros, guardaba sus maquillajes y sus aretes, nunca se despegaba de ellos, siempre muy arreglada incluso hasta para salir a comprar el pan. Marcos Lopez, un joven alto muy cerca de 1.95 y deportivo, de ojos cafés oscuros y cabellos rubios, fornido, un tanto serio para su edad, siempre con su celular en mano comunicándose con mujeres solteronas, estaba empacando su ropa deportiva y unas mancuernas para hacer ejercicio, siempre y a pesar de su seriedad era orgulloso. Emma Amiella, una joven de baja estatura como unos 1.66, su piel muy clara, siempre usando protector solar para cuidar su delicada piel, de ojos azules y pelo blanco, estaba guardando sus cremas para el cuidado de su piel en una pequeña maleta bastante colorida y llamativa. Luckas Cots, un joven extremadamente antipático, delgado y no tan alto, un poco pálido, y de pelo rojizo, siempre estaba molestando a todos y burlándose de los demás, un egocéntrico, estaba guardando muchos cachivaches dentro de su mochila incluyendo varios fuegos artificiales pequeños y petardos, en especial su encendedor y sus cigarrillos. Riley Stevenson, una muchacha muy callada, apenas sociable con los demás, era de cabello corto hasta los hombros y de color rojizo, un cuerpo muy formado y esbelto, unos ojos de color amarillos intensos, con unos lentes y por que su vista era un poco débil, y unas ojeras muy notorias, era la típica chica friki adicta a los videojuegos, con una polera oscura y guantes en sus manos, estaba guardando en su bolso un buen número de juegos incluyendo su PSP, que por ningún momento la dejaba, siempre mirando aquélla pantalla. Ethan Shoo y su extrovertida forma de ser, predecible pero a la vez no siempre tranquilo ante todo, alto pero no tanto cómo su buen amigo Marcos, siempre juntos en cualquier estupidez que se proponían, estaba al lado de su amigo, molestándole y diciéndole algunos chistes; un chico alegré que envolvía a todos con su forma de ser, de cabello crespo y de un tono castaño, delgado pero siempre bien vestido para la ocasión, siempre a mano su baraja de cartas, desde pequeño le gustó la magia y aprendió muchos trucos, su maleta no era tan extrovertida como la de Paddock, era sencilla y modesta, sólo llevaba lo justo y necesario. Y Sophie Gibson, una joven muy alegré y sería a la vez, madura comparada a otras muchachas de su edad, y sí, estaba enamorada de Ethan Shoo, siempre muy apegado a él, a pesar de que fuese un poco torpe y no captará todas las indirectas que Gibson le enviaba, estaba guardando sus ropas, abrigos y ropa interior, como sabía, en la casa a la que irían había un jacuzzi, así que empacó un traje de baño muy ostentoso para llamar la atención de Ethan, guardó especialmente un pequeño peluche de oso de felpa que Shoo le regaló para su cumpleaños número veinte, acomodándose su corto cabello teñido de color grisáceo, baja su maleta que en poco minutos terminó de arreglar.
Todos finalmente terminaron de empacar sus cosas cerca de las 08:00 en punto, desayunaron junto a su maestro Aiden Ruiz, un hombre adulto, muy cerca de los 60, su piel bronceada y pelo canoso, un adulto muy alegré y sociable con todos sus alumnos. Ya a las 08:45 se subieron al bus que la Universidad les facilito y partieron a las afueras de la cuidad.
Finalmente y luego de 4 horas de viaje, llegan a la enorme casa del bosque bajando todos y entrando en ella. Rápidamente todos van a instalarse en sus piezas, Eleonora, Samantha, Ema, Riley y Sophie se van al ala oeste de la casa, en la sección para las mujeres, y Marcos, Luckas y Ethan se van al ala este de la sección para los hombres, y el profesor Aiden se va a un pequeño cuarto muy cerca de la entrada principal de la casa. Pasan algunas horas en las que todos preparan sus cuartos, sus camas y acomodan sus pertenencias, hasta que finalmente terminan y se dirigen al salón principal dónde una larga mesa con bastante comida para que todos almorzaron.
Ya eran las 07:58, la noche rápidamente llenó el lugar y la casa pronto entró en un tranquilo silenció, Eleonora y Samantha estaban juntas en su cuarto, su amiga ya estaba dormida incluso pequeños ronquidos se podían oír, pero Eleonora aún no tenía sueño, estaba con la linterna de su celular iluminando un libro que lo leía detenidamente, hoja por hoja seguía leyendo aquéllas palabras, su concentración era tal que no se percató que la puerta de su pieza estaba abierta, pero se percató, molesta porque perdió la concentración dejo su libró en un estante, se colocó sus pantuflas con forma de conejo y se puso su bata rosa de dormir, refunfuñando caminó unos pasos y con cuidado cerró la puerta y le colocó llave, rápidamente se sacó su bata y sus pantuflas se acomodó en su cama y tomando una vez más su libro que era bastante grueso, se dispuso a leerlo pero sentía un aire frío en el cuarto, y extrañamente la puerta estaba abierta, tomó la linterna de su celular e iluminó la puerta, viendo en la orilla de la perilla unos pequeños dedos grisáceo, como el color morado de cangrena, y sus uñas muy puntiagudas arañando la puerta, eran unos dedos como de un niño o niña, Eleonora se dió cuenta de un pequeño movimiento en la puerta y se dispuso a alumbrar aquél lugar, y eh aquí un par de ojos brillantes, rápidamente se envolvió en las mantas, dejando escapar un pequeño gemido y sollozo de dolor y pánico.
Su pecho al igual que su estómago estaban contraídos. No miraría. Sin importar cuánto se acercarán esos pequeños pasos que con la madera del piso rechinaban levemente, no lo haría, pero el miedo, el terror y el pánico la envolvieron, sintió en sus sábanas muy cerca de su hombro, una pequeña mano que se posaba en ella. Y no pudo aguantar más, gritó, gritó tanto y tan fuerte y llenó de temor que su amiga Samantha, que dió un salto de su cama y sin dudarlo corrió eufórica a encender la luz, todos en aquélla casa corrieron hasta su habitación, al igual que el profesor Aiden - ¡Eleonora, tranquila todo fue una pesadilla! - le dice su fiel amiga que la abrazaba muy fuerte, pero ella estaba en shock, en un miedo envolvente y su mano estirada apuntando a la puerta.
Marcos fue el primero en darse cuenta de lo sucedido, notó aquéllos rasguños muy cerca de la perilla, pero alertó a todos de lo que había en el suelo, pisadas, pequeñas pisadas cómo las de un niño en el suelo, estaba marcado por marcas de lodo fangoso desde la entrada de la puerta hasta la cama de Eleonora Taylor, qué pálida no dejaba de temblar y de apuntar con su dedo a aquélla puerta...
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Carnivore / TERMINADA
ParanormalEleonora Taylor y sus amigas y amigos de la Universidad a la que asisten, deciden ir de viaje de egresados a las afueras de la ciudad, en pleno invierno en una casa localizada en un hermoso bosque, todos sus planes de pasarla bien serán estropeados...