Carta número 2♡

307 53 8
                                    

-¡Brook!- Un grito lleno de una inmensa alegría, eso era lo único que quería para poder estar feliz todo el día a pesar de llevar tan poco tiempo en aquella tripulación tan llamativa.

-¿Sí Luff...?- Te abalanzaste, pude soportar aquel peso que vino de la nada y lo más importante es que había logrado atraparte.

-Quiero que toques algo para mí.- Seguías sin despegarte de mi cuello o lo que quedaba de él.

-Lo que mi capitán ordene.- Bajaste de un brinco, busqué mi violín y cuando pude encontrarlo ideé algo especial.

Te sentaste al lado del barandal blanco del Sunny y cerraste tus ojos para sentir como la música recorría tu piel. Empecé por algo lento y dulce, sabía que querías relajarte, no todos los días venías para sentarte y cerrar tus ojos. Algo te pasaba, algo que ocultabas realmente bien.
Terminé de tocar y todavía seguías ahí sentado con los ojos cerrados y con una expresión tranquila, esa vez me pregunte si mi melodía había llegado a tu corazón. Me acerqué a ti y me puse de cuclillas, quería acariciar tu rostro pero ¿qué hubieras echó si me hubieras descubierto?

-Fufufu, capitán-san se ha dormido.- Una voz ya conocida me había detenido antes de tocar tus cabellos.

-Oh, Robin-san ¿crees que deba de llevarlo al cuarto de chicos?

-No veo el por qué no debas.- Aquella mujer era realmente agradable, era muy madura y realmente hermosa pero Luffy-san no te pongas celoso, no deberías ya que eres el único por el cuál me he interesado.

Te cargué entre mis brazos, temía que te incomodara por lo duro que es mi esqueleto pero no hiciste gesto de molestia sólo me sonreíste entre sueños. Entré al cuarto y te puse en la hamaca correspondiente. Te acomodé con cuidado y al momento de girar volviste a sorprenderme.

-Brook... ¿podrías quedarte conmigo?- Tus ojos me veían de una manera que no podía descifrar ese día y ahora lo entiendo todo y fui realmente tonto al no enterarme de tus intenciones.

-Sí.- Empujé una silla hasta donde estabas acostado y me quedé viendo tu rostro, realmente eras un niño, se veía en tu expresión y en algunas actitudes tuyas pero podrías mostrar tanta madurez a la hora de pelear, tanta que no podía reconocerte... en serio eras alguien especial.

Luffy-san, ese día sentí que en verdad te apreciaba mucho y algo se empezaba a remover dentro de mi corazón a pesar de que no lo tenía porque soy un viejo esqueleto, yohohoho.

Luffy-san ¿te acuerdas de ese día tambien no?

-Carta entregada.

Melodía De Violín.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora