Cinco Ágathas para un solo Gaturro

622 10 2
                                    

Media hora después, Gaturro y la tortuga seguían viajando rumbo a la isla. Aún no se divisaba tierra firme y era difícil determinar si era de mañana, de tarde o de noche, porque allí el cielo era de un color rosa oscuro que Gaturro jamás había visto.

-Perdón, pero... ¿Qué hora es acá?- preguntó a la tortuga.

-Buena pregunta- le respondió ella-, lástima que no puedo contestartela. Porque aquí en la isla jamás se sabe exactamente la hora del día. El tiempo es algo que solo les importa a ustedes, los habitantes de la tierra, pero a nosotros nos tiene sin cuidado.

-Si no te importara el tiempo no llevarías un cronómetro colgado al cuello- replicó Gaturro con tono sobrador.

-Buena respuesta. Pero no llevo este cronómetro para consultar la hora sino para medir cómo va mi récord de velocidad. Estoy entrenando duro para las próximas Tortu-Olimpiadas internacionales.

Luego de decir esto, y como para dar credibilidad a sus palabras, la tortuga comenzó a acelerar la marcha. Muy pronto atravesaron las aguas a tanta velocidad que a su paso iban dejando una estela blanca.

-Perdón, pero, ¿No podemos ir un poco más despacio? Tengo miedo de caerme y la natación no es precisamente mi deporte favorito- rogó Gaturro, que se abrazaba al cuello de la tortuga con tanta fuerza que en un momento casi la ahorca.

-¡De ninguna manera!- respondió ella, que cada vez ganaba más velocidad-. ¡El cronómetro me indica que estoy a punto de romper mi propio récord con carga de pasajeros! ¡Ni sueñes con que vaya más lento!

-¿Falta mucho para llevar?

-No mucho. Pero por favor, te ruego que te sientes un poco más atrás, hacia la popa.
Porque desde que empezamos nuestra travesía me estás rasguñando toda la proa con tus garras.

Gaturro cedió al pedido y pasó el resto del viaje sentado cerca de la cola de la tortuga, aferrándose a la parte de abajo de su caparazón.

-Ya estamos llegando- le anunció de pronto-. Prepárate porque ya viene la frenada inolvidable.

Pero no tuvo tiempo de prepararse, porque en seguida la tortuga chocó violentamente contra la orilla y Gaturro salió eyectado del caparazón, dando varias vueltas en el aire antes de caer de cabeza con lo que parecía ser -y de hecho era- la isla.

-¡Maravilloso!- gritaba la tortuga revoleando la cadena del cronómetro en el aire como si fuera una boleadora-. ¡Récord de velocidad con pasajeros ampliamente superado!

-Felicitaciones- dijo Gaturro mientras a incorporaba sacudiéndose la arena del lomo-. Y ahora te pido que por favor me ayudes a recorrer la isla hasta encontrar a Ágatha.

Pero no fue necesario dar un sólo paso. Porque no bien Gaturro pronunció el nombre del amor de su vida, y como por arte de magia, cinco Ágathas exactamente iguales se hicieron presentes ante él y lo rodearon dejándolo en medio de un círculo.


-Creo que estoy un poco mareado por el viaje- comentó Gaturro a la tortuga, refregándose los ojos-. Veo quintuple. ¡Estoy viendo cinco Ágathas!

-¡Pero yo soy la única verdadera, Gaturro!- se apresuró a decir una de ellas, con una enorme sonrisa.

-¡Ágatha, que gusto me da verte!- respondió él, y con los brazos abiertos corrió hacía su amada, pero otra Ágatha de interpuso en el camino

#1 Gaturro y el Misterio de las Cinco ÁgathasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora