Hogar, Dulce Hogar

254 11 2
                                    

El ascenso por las cañerías parecía no tener fin. Pero cuando ya estaban los dos exhaustos, y luego de haber trepado sin descanso, sorteando tramos sucios y resbaladizos, Ágatha y Gaturro llegaron al hueco de la rejilla de la cocina. Con esfuerzo, comprimieron sus cuerpos todo lo que pudieron y lograron pasar del otro lado.

En la casa no se oía volar ni una mosca. La familia seguía durmiendo. El silencio era absoluto. Entonces Gaturro llegó a la conclusión de que por más larga que le hubiese resultado la aventura, no había durado más que un par de horas si se tomaban en cuenta los parámetros con los que medían el tiempo allí arriba.

-Bueno, volvimos a la Tierra -comentó Gaturro.

-¡Y vos, sobre todo! ¡Mirate! Tenés más tierra encima que el felpudo de la puerta de entrada.

-¿Ágatha? -preguntó, sacudiéndose la basura que se le había pegado al subir por el caño-, ¿Cómo fue que te raptaron las criaturas maléficas de la isla?

-Me hicieron el mismo truco que a vos.

-¿Y de quién se disfrazaron para engañarte?

-¡De vos, Gaturro! Escuché tu voz. Me llamabas para que bajara a rescatarte y así fue como caí en la trampa -respondió Ágatha, retocándose el moño de la cabeza.

-Gracias, Agathita... -exclamó él, feliz de que ella hubiese sido tan valiente como para bajar a buscarlo-. ¡Pero te mintieron, porque a mí no me habían raptado! ¡Yo no estaba entre los cinco Gaturros que te deben haber mostrado al llegar a la isla!

-¿No? -replicó ella, indiferente-. Bueno, de todas maneras, yo no llegué a adivinar ni la primera de las palabras del hechizo. Y por eso tuve que estar ahí abajo más de lo que me hubiera gustado.

-¿Te quedás a desayunar conmigo? -la invitó románticamente Gaturro.

-¡No, ni loca! Estoy re-cansada. Me voy -respondió ella, dando un largo bostezo.

Y se fue de allí meneando la cola.

"No hay caso" se dijo Gaturro, acariciando nostálgico el cronómetro que colgaba de su cuello, "haga lo que haga, resuelva lo que resuelva, nada sirve. Entre Ágatha y yo todo va a seguir siendo igual hasta el fin de los tiempos. Y bueno", suspiró resignado. "Voy a intentar dormir al menos unos minutos antes de que me despierten para ir a la escuela."

Pero al meterse en la cama, Gaturro volvió a sentir la misma sed que antes de que comenzara toda aquella extraña aventura

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pero al meterse en la cama, Gaturro volvió a sentir la misma sed que antes de que comenzara toda aquella extraña aventura.

"¿Para qué me habré comido todas esas anchoas saladas", refunfuñó al salir de la cama, con la lengua seca como un papel de lija. Y fue de nuevo hasta la cocina a tomar el vaso con agua que no había logrado tomar todavía.

Pero al abrir la puerta de la heladera volvió a escuchar una voz que le hablaba a sus espaldas.

-¡Gaturro, Gaturro!

Gaturro dio media vuelta y allí la vio: era Ágatha. Estaba preciosa, ahí paradita sobre la rejilla.

-¡Volviste!

-Sí. Me olvidé de decirte algo.

-¿Qué?

-Gracias por rescatarme. Siempre me voy a acordar de lo que hiciste por mí. -Se acercó y le dio un beso en la mejilla.

Gaturro sintió que el corazón le daba un brinco de alegría

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Gaturro sintió que el corazón le daba un brinco de alegría.

-¿E...eso qui...quie-ere decir que va...vamos a estar juntos, Ágatha? Pero ¿Cuá-cuándo? ¿Cómo? -tartamudeó, emocionado.

-No sé, no sé... -replicó ella-, pero creo que vos solito vas a poder encontrar la respuesta y el camino -agregó, sonriendo-. Chau.

Y volvió a irse meneando la cola.

Gaturro quedó muy despistado frente a las palabras de Ágatha.

"¡Si al menos esta brújula que me regaló la rata Morgan me sirviera para orientarme un poco y encontrar la respuesta al camino!", exclamó frotándola como si fuera una lámpara maravillosa "Pero está rota. El único camino que sabe marcar lo conozco de memoria. Y es el del Noroeste, el del NO", suspiró con resignación.

Sin embargo, para su sorpresa, al volver a contemplar la brújula descubrió que algo había cambiado. Porque, contra todo cálculo, ya no indicaba el N.O. ¡Ahora marcaba el Sur-isla!
Insistentemente, ahora la brújula marcaba un SI, un ¡SI!

-¡Entonces quiere decir que Ágatha y yo SÍ vamos a estar juntos! -exclamó, saltando de felicidad por toda la cocina-

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-¡Entonces quiere decir que Ágatha y yo SÍ vamos a estar juntos! -exclamó, saltando de felicidad por toda la cocina-. ¡La respuesta es SÍ! -gritó-. ¡Sí! ¡Me pongo ya mismo en camino!

Y de esa manera, con la velocidad que sólo son capaces de alcanzar algunas tortugas marinas, Gaturro salió volando a buscar a Ágatha.

Y de esa manera, con la velocidad que sólo son capaces de alcanzar algunas tortugas marinas, Gaturro salió volando a buscar a Ágatha

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

----------------------------------------------
Y Gaturro no tomó su vaso de agua en toda la historia... jaja

Espero que les haya gustado esta historia tanto como me gustó a mí cuando la leí hace años :)

¡Pero no se vayan! Falta un extra muy interesante que trae el libro y un avisito mío -3-

¡Chauchi! ♡

#1 Gaturro y el Misterio de las Cinco ÁgathasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora