La Gruta del Trueque

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En una zona que la tortuga marina explicó que comprendía el Sudeste de la isla, el terreno presentaba una profunda depresión. Ambos recorrieron el camino cuesta abajo, hasta llegar a la entrada de una gruta imponente.

Pero cuando estaban a punto de entrar, unos escalofriantes ladridos los obligaron a detenerse en seco

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Pero cuando estaban a punto de entrar, unos escalofriantes ladridos los obligaron a detenerse en seco.

-¡Ya me parecía que en una isla llena de animales no me iba a salvar de toparme con algún perro guardián malhumorado! -protestó Gaturro.

Pero enorme fue su sorpresa al ver que quien ladraba no era un perro sino un sapo gigantesco que se atrincheró en la entrada de la gruta impidiéndoles pasar.

-Quieto, quieto. Que no somos peligrosos -explicó la tortuga al sapo, quien por única respuesta soltó un ladrido capaz de asustar a un lobo feroz.

-¿Qué es esto? -preguntó Gaturro muy confundido-. ¿Un sapo que ladra?

-Sí. ¡No va a ser un perro que croa! -replicó en tono de burla la tortuga.

El sapo se hizo a un lado de mala gana dejándolos pasar a la Gruta. Ambos avanzaron por aquel sitio oscuro. Pero como había velas colocadas entre las grietas de las paredes de roca, se alcanzaba a ver el camino perfectamente.

-¿Donde estamos?

-En la Gruta del Truque -explicó la tortuga-. Aquí dentro todo está cambiado.

Un grupo de extraños insectos salieron a su encuentro, entorpeciendoles el paso.

-¡Como verás, está plagado de lombrices voladoras! -dijo la tortuga, tratando de espantarlas-. Y muy pronto tendremos que caminar dando saltitos para no pisar a las mariposas reptantes que le dieron las alas a las lombrices a cambio de que ellas les enseñaran a reptar y vivir bajo tierra. ¿No te dije? Aquí vienen. ¡Los que hacen truques entre sí siempre andan cerca, nunca se pierden el rastro, funcionan como una familia!

Ambos tuvieron que esquivar el centenar de mariposas sin alas que llegaron reptando por el pedregoso suelo de la Gruta del Trueque.

-¿Y por qué no vimos todavía al perro que croa, el que supuestamente hizo el trueque con el sapo que ladra? -preguntó Gaturro, con la sola intención de demostrar toda su inteligencia.

-Porque, lamentablemente, murió la semana pasada indigestado por una mosca en mal estado. El pobre creyó que porque podía croar como un sapo, también había adquirido la capacidad de comer insectos. Y no era así. La Gruta del Trueque tiene reglas muy estrictas, Gaturro.

-Me gustaría entender cuáles son esas reglas. Nunca vi una cosa semejante.

-Desde luego. De un momento a otro llegará alguien que te las va a explicar mejor que yo. Se llama Toto y es conocido como "El Rey del Trueque", porque nadie en la historia de la gruta ha adquirido tantas habilidades de otras especies como él. Y, de paso -agregó con tono confidencial-, es quien te ayudará a descubrir la cuarta palabra del hechizo, que si se rompe te devolverá a tu Ágatha sana y salva.

#1 Gaturro y el Misterio de las Cinco ÁgathasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora