Imperio Perdido. Naruto Demonio Ninja

El demonio de la Neblina.

En las profundidades de un pantano, una guarida se levantaba entre los árboles. Una guarida que le pertenecía a un solo hombre tan peligroso que su aura asesina era palpable por cualquiera.

Un hombre de baja estatura junto a dos guardaespaldas estaba realizando una intensa rabieta mientras gritaba en todas direcciones.

- Como es que Fallaron los Hermanos Demonios. Pensé que ellos eran de los mejor que tenían, acaso no pueden hacerse cargo de algo tan simple como un viejo Hombre. Pensé que era....- El pequeño hombre gritaba como un salvaje hasta que su molesta voz colmo a un hombre que calló al hombre la colocar el frío acero de su arma contra la garganta del hombre de gafas oscuras que se cayó apenas y se sintió en peligro.

- Cállate de una puta vez. Los hermanos fallaron, eso significa que ese tal Tazuna debe de tener guardias Ninjas a considerar. Pero no importa si tiene un Jounin o a un Escuadrón, yo los liquidare. Tu solo asegúrate de mantener el dinero fluyendo.- El hombre que se mantenía en la sombra exclamó con confianza mientras sujetaba una inmensa espada que estaba fuera de cualquier proporción razonable, sosteniendo la como si no pesará nada con una sola mano, pese a la posición tan incómoda.- Ahora lárgate.- El espadachín exigió con una voz fúnebre y su precencía era aplastante, incluso los guardaespaldas tragaron saliva por el miedo que les generaba lo que para ellos, era una bestia salvaje con una correa muy débil.

El hombrecillo trato de mantener la compostura pero sus piernas le traicionaron al ir hacia atrás con torpeza, estando cerca de caer, pero su bastón lo ayudo a mantenerse de pie.

- Está bien. Espero que acabes con Tazuna a la brevedad, ese puente y el viejo son una hernia en la espalda.- El hombrecillo trato de retirarse con decencia pero su miedo evitaba que logrará tal asaña. El Shinnobi se quedó pensando por unos momentos contra que clase de guardaespaldas tendría que lidiar para desaparecer a su presa, pero no importaba, él podría acabar con cualquiera que proteja al contructor de puentes.

En el mar que rodea a la Tierra de las olas.

Una solitaria lancha avanzaba atraves del mar que era recubierto por una densa neblina que no dejaba ver más allá de las narices.  La lancha contaba con 6 tripulantes que se mantenían en total silencio, dos de ellos ( Tazuna y el lanchero) con ceños funebres por el miedo que les generaba el tener que estar navegando en aguas enemigas.  Naruto estaba sentado con los brazos cruzados y las piernas extendidas, casi parecía que estuviera durmiendo plácidamente. Sakura y Sasuke estaban sentados juntos y parecían algo tensos después del encuentro con los Jounin de la nación de la neblina. Kakashi estaba en sentado en la punta del barco para responder a cualquier cosa, pero al encontrarse en un punto tranquilo decidió saciar sus dudas que lo han estado torturando por tanto rato.

- Señor Tazuna. Lo protegeremos hasta que su puente termine, pero debe decirnos el porque está siendo perseguido y quién los persigue. Un constructor de puentes no debería de tener tantos enemigos.- Kakashi exigió las respuesta que Tazuna estuvo negando dese hace rato. Tazuna sudo un poco ante esa idea.- De lo contrario, daré termino a la misión una vez que toquemos tierra.- Explico Kakashi cuando vio que Tazuna aún tenía dudas de contar la verdad.

- La persona que me persigue es un hombre demasiado pequeño, pero con una sombra muy grande y mortal.- comenzó su explicación, su miedo era palpable en la voz del viejo hombre. Sus palabras atrajeron la atención de los Genin.

- Una sombra grande y mortal?- Cuestionó Kakashi al no entender a qué clase de persona se estaba refiriendo Tazuna.

- Así es, seguro lo conoces. Por lo menos estoy seguro que has escuchado hablar de él. Se trata de Gato.- Un miedo profundo y un odio intenso se mezclaron en la voz de Tazuna mientras escupía con veneno el nombre de Gato. Naruto cuando escucho el nombre reconoció por completo a la persona y sabía bien de quién era.