i. La leyenda del llano.

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Ven, ven, acércate

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Ven, ven, acércate... un hermoso cuento te voy a relatar, vamos a olvidarnos de la princesa y el príncipe gallardo, a aquel lugar te voy a llevar: El cruel bosque infernal conmigo te has de adentrar, vamos allá, no te pierdas, pues podrías nunca regresar.

Observa a los poderosos dragones volar, y a los demonios jamás te debes enfrentar, de las hambrientas mantícoras te pueden escuchar sollozar, de las tenebrosas brujas no vas a poder escapar.

Ven, que el espectáculo va a comenzar, con todo gusto yo te voy a relatar: El cuento del dragón y el hada.

Había una vez en un reino muy, muy lejano...

Un pequeño llano, que en medio de tanta maldad puro se mantenía, ¿Quién lo pensaría? Pues ahí, ángeles, fénix y hadas vivían.

De estos últimos, había uno especialmente hermoso, el más joven de la familia, que ocultas, sus alas todo el tiempo mantenía, su hermosa sonrisa humana un hoyuelo escondía, con historias nocturnas la preocupación de sus padres disolvía, ellos, cariñosos a su hijo en la espalda volaban, el pequeño por el llano caminaba, sin embargo, como todo niño la curiosidad le invadió.

— ¿Por qué la frontera no puedo cruzar? —Tierno a sus padres preguntaba, mientras su pura mirada al bosque admiraba.

— Grandes peligros en aquel lugar acechan— Su madre entre susurros respondía -al bosque nunca debes cruzar, comida fácil que convertirás, si esta regla decides violar.

El pequeño, por última vez la frontera observó, cansado, sus ojitos cerró, en un sueño cayó, soñando con algún día libre ser. De repente, un ruido extraño lo despertó, ¡Oh! ¿Qué era esa llamarada que del bosque se llevaba? El niño se preguntó y gateando sigiloso, la comodidad de la casa de sus padres dejo.

Las palabras de su madre se olvidaron en su joven mente mientras las reglas de la comunidad violaba, paso a paso, en el bosque se internó, hasta que el sendero de regreso a casa perdió.

— ¿Dónde estoy? — Sollozante se preguntaba en cada paso que daba. Llevaba la noche entera perdido, ni siquiera con el sol logró encontrar el sendero prometido, pero el pequeñito mala suerte tenia, pues con una escamosa roca fue a chocar, haciéndose daño por el impacto contra dicho lugar.

— ¡Auch, Auch! — Su cabecita sobo— ¡Que roca tan mala por cruzarse en mi camino! —Infantil, a la roca la lengua la saco, pero asustado segundos después retrocedió, al notar que esa una roca no era, pues con vida se encontraba y cuando la vista elevó, fue cuando por primera vez a esa majestuosa bestia observó.

Aquel enorme dragón al pequeño asustado observó, y este un par de pasitos retrocedió.

— Vaya, vaya ¿Qué hace tan delicioso bocadillo tan temprano por aquí? — La bestia, hambrienta al infantil hada se acercó, aquel puro aroma sus fosas nasales llenaban, abriendo su apetito, siendo su desayuno aquel niño.

La leyenda del hada y el dragón. { OtaYuri }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora