Capitulo 4: Idiota en la Gran Ciudad

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Ubicación: Centro de Un-dead City.

Nombre: Alexander Ribera.

Ahora mismo estoy en un unos departamentos, cerca del centro de la ciudad. Es de mañana, las 06:00, aproximadamente. Han pasado 5 días desde que salí de esas oficinas, bueno es cierto que me fui luego de obtener la información sobre este lugar.

Era peligroso, lo licántropos ya sabían donde me refugiaba. No tardarían en volver en grupos más grandes, pero antes de irme tomé todo lo que pude... -No recuerdo que hice.- Me fastidia un montón olvidar, tal vez sean efectos secundarios de las pastillas. Por suerte anoto que es lo que hago cada día, lo más importante por supuesto.

Día 2:

Luego de unos minutos salí de la oficina, baje hasta la cafetería del lobby, saquee lo que pude, pero no tenía mochila, así que me limité a comer hasta saciarme y guarde unas barras de cereal en mis bolsillos.

En la calle fui a revisar el cadáver de aquel tipo. Había rastros de sangre en el piso, como si hubieran arrastrado a los infectados que atacaron a este señor. Supuse que fueron los licántropos, es interesante que se eliminen entre ellos. Eso es un punto a mi favor.

Aunque me seguía asqueado este tipo de cosas, es impresionante como comienzas a acostumbrarte.

Tuve la idea de que este participante también tuviese un "Sence", como lo llamó ese sujeto. Efectivamente, tenía una navaja suiza. Creo que se llaman así, son esas herramientas compactas con variedad de artilugios dentro. Esta poseía destornillador de paleta y cruz, una navaja, unas tijeras en miniatura, lupa y sacacorchos.

Traía encima también un encendedor, una mochila de campista y un recipiente metálico con tapa. Supuse que se abría llamado "supervivencia", "campista" o algún tipo de referencia criptica.

Regresé a la cafetería tome todo lo no perecedero, algunos chicles y dulces del mostrador, algunas latas de duraznos y otras frutas envasadas. Todo lo demás estaba pasado, la leche olía a vinagre, y los sándwiches estaban verdes.

Camine entre las calles con cuidado de que no me siguieran, terminar como ese participante no es una opción. Mientras avanzaba al centro me di cuenta de algunas cosas. Primero, el estado de la cuidad mejoraba con el paso de las cuadras. De una ciudad asediada por el tiempo y la naturaleza, cambió a un paisaje limpio y sin humanos, como si se hubiese detenido en el tiempo.

Pero lo que de verdad era desquiciado eran los contenedores de carga en medio de la calle o incrustados en los edificios. Luego de eso empecé a ir por las aceras, cosa de poder esconderme en caso de encontrar a alguien.

Al llegar al barrio comercial lo primero que hice fue ir por ropa.
-No me arrepiento de eso, quien querría estar con olor a sangre y muerto.- Recupero mi concentración y sigo con el registro del diario.

Me saqué toda la ropa total en la tienda solo estaca yo. Lo primero fue la ropa interior, cualquier bóxer estaba bien. Lo siguiente fueron unos shorts deportivos, negros con unas rayas paralelas negras al costado, una playera azul sin mangas y para terminar unas deportivas.

Me miré en un espejo y Dios, que ridículo, no malentiendan, la ropa se veía genial. Lo vergonzoso realmente era yo, mi flacucho cuerpo se dejaba ver por la ropa deportiva. Solo busque una playera, esta vez con mangas y un buzo, ambos de los colores de las prendas anteriores.
-Cualquiera que lea esto se preguntará, ¿Qué onda con la ropa deportiva?- O algo así de gilipollas.

Obviamente es para correr y moverme libremente, correr con Converse o jeans que cortan la circulación,-¿la gente es tonta acaso?-, criaturas mortales no son excusas para no vete bien, pero a mí me gusta mi cabeza.

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