Capítulo nueve
Al llegar a casa, la joven se tiró en el sofá e invitó a Charles a hacer lo mismo y este que todavía seguía parado en la puerta, negó.
Violet encontraba este acto tan absurdo.
— Si te dejó entrar eso significaría que entrarías todas las veces que quisieras
El joven afirmó
—Entrarías a la hora que quisieras
— Si
— Pasa, charles- dijo la joven
Violet lo invitó a sentarse y esta vez no se negó, mientras ella iba en busca de Javier, este se inmuto a observar la casa críticamente y se dio cuenta de que la joven era una amante a la limpieza y organización y eso le hizo sonreír por los recuerdos que esto traía a su mente
El tiempo de espera se hacía cada vez más largo para el joven.
Se escuchó un grito ahogado
Y luego otro.
Charles preocupado fue hacia donde se encontraba la chica y esta con lágrimas en los ojos le dijo que no encontraba a su loro.
Violet no paraba de llorar y este intentaba consolarla.
Violet lo miro y se aclaro la garganta.
— ¿Podrías ayudarme a buscarlo? – le pidió la joven
— Si está en mi alcance, hago todo.
Ella sonrió
— Pero, antes violet, necesito que también tu me ayudes a encontrar a alguien – contesto el joven – ayúdame a encontrar a mi Annelise, después del accidente solo logro recordar pequeñísimas cosas, no recuerdo su cara pero si sus actos, y si me ayudas, podremos encontrarla, la siento cerca.
— Claro que te ayudaré.
Ellos sonrieron.
Pero esta vez la sonrisa de Charles era más que verdadera, se le notaba en sus ojos, y en las comisuras de sus labios se le mostraban sus hoyuelos, cosa que a Violet le parecía adorable.
Salieron con rumbo a la casa de la madre de la rubia pues esta creia que con el odio que le tenia su madre a la relacion de ella y javier pudo llevarla a alejarlo de ella.
Ella intento no recordar todas las veces que su madre se llevaba a Javier lejos de ella y no dudo de que esta vez también fuese ella. Como en el último verano, cuando ella estaba en casa de sus padres con Javier, su madre vio como esta conversaba con fluidez con su loro, quedo horrorizada y lo escondió en una jaula en su casa por una semana hasta que vio la horrible desesperación de su hija y se lo entrego, tan solo recordar eso le traía un sabor horrible a la boca de la rubia.
Charles poso su mirada en los ojos de la muchacha dándole señales de que tenían que irse y esta no entendió hasta que él le sacudió el hombro.
Ella soltó una carcajada.
Los dos caminaron hacia el auto de la joven y él le suplico conducir pero esta no se lo permitió. La última vez que dejo que alguien condujera su auto ocasiono cosas terribles, y como prueba de ello están los moretones en sus piernas que todavía seguían ahí contando una historia que ella quería ocultar.
No sabían con exactitud cuánto tiempo había pasado desde que salieron de la casa, pero se sentía como si hubiese sido una eternidad.
Al llegar la joven no quiso pararse del auto temía que su madre tuviese a su indefenso amigo y le dolía tanto que saber que una persona a la cual ella ama tanto le alejara de el. Charles, al darse cuenta de que Violet no iba a pararse salió del auto y se dirigió hacia la puerta pero antes de tocar ya la rubia estaba a su lado.
– Creo que me corresponde esto ¿no? – dijo con una sonrisa que a duras pudo sacar, a continuación toco aproximadamente unas diez veces la puerta de forma consecutiva hasta que una apurada Sr. lowell aparecio.
- que sucede violet? - pregunto angustiada.
Donde esta?
Donde esta que?
Javier- inquirió la rubia- donde esta
Yo no se, querida - susurro volteando la mirada - quizas se escapó, es un estupido pajaro no se le puede tener muchas esperanzas
Mama! - exclamo violet - el no es solo un ave, es mi amigoLa señora lowell se sobresaltó al escuchar esto y se preocupó tanto si el joven que estaba al lado de su hija pensaría que a esta le faltaban uno que otros tornillos.
Ya no puedo soportar estas bobadas tuyas, Violet – soltó al fin la madre despues de varios minutos de total silencio – es algo ridiculo que consideres a un ave como amigo.
Violet revoloteo los ojos
¿Lo tienes verdad?
No, no lo tengo – respondióLa joven ignorando esta última respuesta entro decidida a la casa buscando a su indefenso amigo.
– javier – empezó a vociferar por toda la casa – ¿donde estas, corazón?
– Violet, ¿estas demente? – exclamó la señora lowell mientras seguia a su hija por toda la casa – no lo tengo
La rubia se detuvo al darse cuenta que su amigo no la seguía y la razón por la que seguia de pie en la puerta le causaba tanta risa que en el momento lo único que se le ocurrio decir fue pedirle a su madre que lo dejara pasar a lo que ella accedió.
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Tiniebla
Ficção Adolescente¿Crees realmente que lo bueno siempre gana? Con las frecuentes visitas a la tumba de su esposo, la Srta lowell se encuentra con el indescifrable charles, quien intentara aunque si muchas contingencias de parte de la Srta Lowell, enseñarle otro mund...