Day 6. Wearing each other's clothes

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-¿Cómo diablos puedes usar esto? -dijo Chūya mientras se veía al espejo. Miraba detalladamente su ropa. Los pantalones que traía puestos no le incomodaban pero no eran su estilo. Observó su camisa y chaleco con una cara de desagrado y vio con más odio aquel corbatín. -Simplemente asqueroso.

-No es tan malo, ni que tu ropa fuera tan cómoda. -se quejó el otro mientras se acercaba al espejo para contemplar cómo lucía.

-Sabes, cuando te dije que debíamos ponernos en los zapatos del otro no me refería a que lo hicieramos literalmente.

Dazai se encogió de hombros. -Es bueno cambiar las cosas de vez en cuando. Aunque hay algo que me molesta.

Chūya suspiró, sabía que le haría burla con su sombrero pues veía como el mayor batallaba para que permaneciera en su cabeza.

-Si vas a comenzar a quejarte de-

-No, no voy a burlarme de tu sombrero, aunque ganas no me faltan.-soltó cínicamente y volvío a verse, pero con más detalle. Hace tiempo que no se vestía completamente de negro y el sólo pensar que así lucía cuando trabajaba en la Port Mafia hizo que un escalofrío recorriera su espalda. Trató de restarle importancia y decidió continuar en su tarea de fastidiar al menor. -Como decía, lo que me molesta es este incómodo abrigo. Dime, ¿quién rayos lo usa como una capa? -le custionó atacando su orgullo. -Y se supone que eres tú el que sabe de estilo...

Ante aquel comentario Chūya reaccionó como solía hacerlo, agresivamente. Le golpeó en el estómago y lanzó su gabardina lo sufiecientemente lejos como si con eso fuera a liberarse de ella.

-Eres un hipócrita de lo peor. -le recriminó. -Hace tiempo tú igual vestías de esta manera y nunca te quejabas.

-Pero los tiempos cambian y al salirme descubrí la verdad de todo ese asunto del abrigo. -le hizo una seña para que se acercara. Dazai se inclinó un poco para llegar a la altura de su compañero y le susurró en el oído como si se tratase del secreto más grande del mundo. -El abrigo...-se detuvo un momento para generarle suspenso. -Nos hace lucir como unos completos idiotas.

Y con eso se ganó un buen golpe en la cabeza y unas cuantas maldiciones que no terminaron hasta que Chūya salió de la habitación, dejándolo herido pero divertido por ver lo fácil que era molestarle. Rió un poco antes de calmarse y salir para arreglar las cosas, aunque eso era una verdadera misión suicida. Incluso para él.

OTP Challenge: 30 Days (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora