Carta Uno

154 10 4
                                    

12 de enero del 2017.

El ruido de mi ser no me permite continuar sin ti. Tal vez porque me recuerda que sigo siendo débil, o que simplemente eres más fuerte que yo.

Las cosas fueron distintas, esta vez necesitabas mucho más que cigarros sin filtro, algo más que besos bajo la lluvia, más que recostarnos en el pasto, más que un jale de mota, necesitabas algo más que tu espíritu psicodélico.
No estabas ante una puta infeliz que sabe leer estrellas, no estabas frente a una artista barata que se acuesta contigo casualmente.

Yo sólo buscaba escucharte y quererte; y tanto te quise, tanto te quiero, que no supiste qué hacer con el primer sentimiento verdadero que encontraste. Nadie más te había entregado amor en esa magnitud.
Fue algo nuevo y decidiste mandarlo a la mierda.

Sé que ahora no estamos juntos, pero no somos tan distintos: tú sigues intentando encontrarle sentido a todo, con esos ojos distantes, siendo el mismo de siempre.
Yo sigo amando todo lo que puedo, con el mismo collar que te gusta, sigo siendo tu Coraline.

La única diferencia es que ahora te la pasas buscando una oferta de amor tan grande como la mía, y yo empecé a rezar para que no me olvides.
Por favor no me olvides porque mi poesía sigue siendo fiel a tu tacto.

Ámame o mátame en el intento.

Cartas que Probablemente Nunca Voy a Enviar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora