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¡Qué atardecer tan hermoso! ¿No, Eddy?, me preguntaste aquella tarde en las colinas.

Lo es Fire, pero a mí me gustan más los dulces.-Dije con un pequeño puchero.

Jajajaj, ¡Eres un glotón, Edward!-Me respondió ella con sus perfectos dientes, Dios del Olimpo...si enamorarse fuese un delito yo ya tendría mi pena de muerte.

Al menos no tengo un nombre feo, Firenolla.-Le guiñé un ojo y ella se sonrojó, pero no de la verguenza, diablos. Luego de eso no pude caminar en una semana.

FIREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora