Maldito insomnio, maldita noche, malditas ojeras que llevan tu nombre escrito en ellas.
Te pienso, te extraño, pero me doy cuenta que tú no. No me quieres ni un poco, solo para abrir mis piernas y darte del dulce néctar de mi flor, me llamas tuya, pero tú no eres mío, maldita sea.
ESTÁS LEYENDO
Un Segundo En Su Alma.
PoetryPequeños fragmentos de una vida cotidiana, una luz al final del túnel y una escritora con ansias de poesía.