Un Segundo En Su Alma.

30: Oye Chico.

Oye chico...
Tengo aspecto de ángel.
Cabello negro azabache,
ojos claros, verdes cual esmeraldas,
piel blanca como las nubes del cielo.
Me crees tú salvación,
me crees tú luz.
No lo soy.
Intento salvar a todos
pero me olvido que soy oscuridad,
me olvido que soy demonio,
me olvido de mí, de quién soy
y qué represento.
Yo soy tú depresión,
soy la navaja con la que te cortas,
soy veneno.
No confíes, no me conoces,
te lo advierto.
Sí sangras será por mi nombre,
sí mueres te encamino
y no al paraíso sino al inframundo
con aquél de mil nombres,
con Luzbel, con Ares.
Con él y sus mil identidades.
Con mi rostro de ángel
te fías de mí.
No sabes lo que digo,
es fácil mentir.
¡Oh chico!
Cuanto quisiera ser tu ángel.
¡Oh chico!
Me he enamorado de ti
olvidando que todo lo destruyo.
¡Oye chico!
Quiero salvarte,
pero no soy tu cura.
Soy tu veneno.
Duerme a mi lado,
con tranquilidad y sin darte cuenta.
¡Oh chico!
No puedo quitarte tus ganas de sangre.
No soy tu antipsicótico,
no soy tus fármacos para el insomnio.
No puedo quitar tus ganas de suicidarte.
Oh cariño no puedo ser eso.
No soy ella.
Ella si puede.
Ella es tu ángel,
aunque no tenga su apariencia,
aunque parezca demonio.
Y yo...
Yo soy una simple bruja
que quiere salvarte
pero soy un pequeño demonio
que puede lastimarte.