El viento comenzó a soplar, arrastrando la basura y los periódicos sobre el pavimento, estaba tan decepcionado de mi, aburrido de la gris vida a la cual pertenecía. En cualquier momento podría perder una cosa de gran valor.
El frió se hizo más notorio y me vi obligado a subir el cierre de la chaqueta que traía puesta... ¿Qué hago aquí? ¿Cuál es el sentido de la vida? comencé a preguntarme... Nada cuadraba dentro de mi cabeza o era yo el que no cuadraba en este mundo. Me era imposible conseguir un amigo, pues en un instante lo perdía, mis relaciones con los otros no eran muy agradables, extrañamente a nadie le importaba, estaba totalmente solo, mis padres se mantenían muy ocupados la mayor parte del tiempo trabajando y era hijo único.
De pronto me di cuenta de que estaba parado frente al buzón de mi casa, habían cartas en su interior, las tome y seguí caminando hasta la puerta principal, la abrí y como de costumbre estaba en total silencio.
Tire las cartas sobre el comedor y deje mi chaqueta sobre el sofá, instantáneamente note algo extraño, uno de esos sobres era de color azul celeste, lo que significa que es de extrema importancia. Pero en este caso estaba demasiado ocupado entre mi oscura vida como para emocionarme por algún proyecto extraño de la "Supremacía mundial".
Seguí mi rutina diaria, anhelaba el viernes, me dirigí al jardín trasero, me senté en una silla de madera, saque mi reproductor de música, coloque los audífonos en mis oídos, busque mi canción favorita y me dispuse a disfrutar de la noche que se asomaba entre las cordilleras.
Desperté de golpe y con la gata más pequeña, pálida y tierna de este mundo dormida sobre mis piernas.
—Vaya Alejandrita, después de todo alguien me noto.
Como era de esperarse no hubo otra respuesta más que un gruñido por parte de esta.
Apague el reproductor y lo guarde, de inmediato Alejandrita se resguardo en el interior de la casa, las luces estaban encendidas, estaba seguro de que mis padres debían estar en ella.
Entre y los vi en la cocina.
—Hola ¿Cómo les fue?
—Demasiado papeleo, pero al fin estamos en casa —respondió mi padre.
—¿Y a ti cielo? —pregunto mi madre.
—Nunca me fue tan bien... estoy trabajando en un proyecto con mi mejor amigo —mentí.
—Eso suena fantástico, espero que tengas hambre, porque acabo de preparar una increíble lasagna.
—Por supuesto.
Me dispuse a organizar la mesa para que todo estuviese listo y note que el sobre azul había sido destapado, pero ya no estaba la carta... algo anda mal... Antes de que pudiera pensar otra cosa llego mi madre con los platos.
—Espero que lo disfruten.
Me senté y me serví un poco de jugo.
—¿Qué decía la carta del sobre azul?
—Es un anuncio estúpido —respondieron rápidamente.
Claramente me estaban ocultando algo, de hecho, todos lo hacen.
—Sera mejor que le contemos —dijo mi padre.
—Adelante, ya estoy bastante grande.
—No lo se, no creo que te interese —insistía mi madre.
—Vamos cariño, no creo que sea tan malo.
Ya me estaba comenzando a molestar, por algo que yo preguntara era muy difícil conseguir una respuesta.
—Se que hace unas veinte o treinta generaciones atrás nuestros antepasados luchaban contra los muertos-vivientes y hace unos siglos volvieron a reconstruir la sociedad... ¿hay algo peor que eso? —di el primer bocado.
—Existe una empresa... —comenzó nerviosa mi madre—. La cual se dedica a crear simulaciones... se que no suena a algo malo, incluso esta autorizado por la supremacía mundial y ellos con base al apocalipsis de los siglos anteriores se inspiraron a crear una simulación donde 30 jóvenes, entre los 14 y 18 años se disponen a cumplir los múltiples retos que les proponen, pero el mayor reto es acabar con los 10.000 muertos. Todos dicen que es simplemente una simulación y no sentirás nada, pero conozco a alguien que ingreso a la simulación y es... básicamente una realidad, tanto las mordidas de estos, como las ganas de aniquilar.
—¿Cómo desconocía yo de esto?
—Lo que sucede es que lo hacen cada década y la ultima vez que sucedió, tenias apenas cinco años, ademas generalmente a nadie le gusta hablar mucho del tema.
—¿Por qué?
—En la ultima etapa, donde despiertas de la simulación, tienes que hacer una carrera con las otras personas que sobrevivieron, lo malo de esa fase es que puede ser muy riesgoso, ya que los concursantes atraviesan el mar, bosques, prados con ciertos animales tanto peligrosos como gentiles... hablando de eso hace dos décadas un chico perdió un brazo a causa de un lobo y casi se muere, bueno a pesar de eso el primero que llegue a las instalaciones de "51MUL4T10N" como recompensa recibirá 3 deseos... los que quiera.
Ya terminando de comer, me quede asombrado, pero con ganas de más.
—Quiero participar.
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Reto Supervivencia
Sonstiges*En un futuro algo lejano, después de que el mundo derroto a los muertos vivientes y se recupero de aquellos cataclismos, volvieron a construir una sociedad, hubo una mejor versión, un futuro mejor, nuevas tecnologías que superaron la ficción y algo...