CAPITULO 4

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El edificio era enorme, era el mas alto de la cuidad, pero bueno, era de esperarse que perteneciera a los de supremacía mundial. Extendí mi mano para abrir la puerta, en su interior se encontraban bastantes personas en espera, algunos tomando café sobre un cómodo sofá, mientras que las trabajadoras del sitio atendiendo el teléfono.

—Andrey, parece que eres el primero en mi agenda —Angelina se me acerco dándome un gran susto— Y al parecer convenciste a tus padres—.Concluyo.

Ellos venia detrás de mi.

—¿Se conocen? —pregunto mi padre, en un tono de preocupación.  

—Si, si, es una larga historia, pasen, pasen, o perderán su cita —respondió rápidamente Angelina.

Nos adentramos más al edificio, dejamos atrás al resto de la gente, con otros chicos, que al parecer también estaban interesados en la simulación.

El edificio cada vez me asombraba más, parecía estar hecho casi de cristal, en el suelo podía observar mi reflejo, hasta el más mínimo detalle. Me era imposible pensar que desde un apocalipsis la humanidad llegara hasta esto.  

Angelina se paro frente a un ascensor, presiono un botón y de inmediato sus puertas se abrieron, nos adentramos y en su interior se encontraban tres columnas de veinte botones, hasta el numero sesenta. Angelina presiono el numero 49 y el ascensor se puso en marcha cerrando sus puertas.

No hubo ningún suspiro, hasta que la pantalla del ascensor mostraba el número 49 y abrió sus puertas, fue tan rápido, no me lo esperaba, pero nadie más se sorprendió, solo yo desconocía la velocidad de aquellos aparatos, en fin.

La doctora siguió su camino y nosotros la seguimos hasta su oficina, saco unas llaves de su chaleco y abrió la puerta que mostraba su titulo, nombre y apellido "Dra. Angelina Miller"

Se sentó tras un escritorio, encendió una computadora...

—Bienvenidos, pueden pasar y tomar asiento.

Frente a ella había tres sillas, lucían bastante cómodas y elegantes, de color azul, me senté en el medio, ya que en este caso, técnicamente por fin seré el centro de atención.

—Pero que grosera he sido, estoy apenada, me presento, soy Angelina Miller —se levanto y extendió su mano a mis padres—. Seré su asesora durante este primer proceso.

—¿Son muchos? —pregunto mi madre algo confundida.

—No, no, por supuesto que no, como verán...

Me distraje ante la belleza del paisaje a través de los cristales de la oficina, la cual también lucia agradable, totalmente blanca, desde el techo hasta el suelo cristalino, sin una mancha de suciedad, la doctora hacia que le lugar se sintiera mas acogedor, sobre todo por su carisma y aspecto, bueno, debo de admitirlo, ella es hermosa.

—¿No es así Andrey? —me pregunto.

—Por supuesto.

Ni si quiera sabia a que pregunta había respondido, estaba tan perdido en mis pensamientos, sobre todo por ella.

—No habrá marcha atrás, cuando ingrese tus datos al sistema, automáticamente tendrás un 50% de probabilidad de ingresar a la simulación. 

—Después me arrepentiré de lo que no hice.

—Eso es un si —acomodo sus gafas y comenzó a teclear rápidamente —dame tu tarjeta de identificación.

Creí que la había olvidado, pero por suerte siempre la llevaba en el suéter que traía puesto. 

Se la entregue sin ningún comentario, pues, ahora estaba en algo serio y debía de ser responsable de lo que me sucediera en ese lugar.

—Andrey, debo de hablar un momento con tus padres, puedes esperar afuera por favor.

—Esta bien.

Salí de la oficina, pude ver varias personas sentadas afuera de otras oficinas, me miraron por un momento y después siguieron con lo suyo. Me senté en una silla similar a la anterior, todo parecía ser del mismo color, blanco, a excepción de las sillas. El sitio era un poco opaco, era iluminado por la tenue luz de la mañana, pues el sol seguía oculto entre las espesas nubes. Mire hacia el otro lado, al lado izquierdo, había un chico pelirrojo con el pelo hasta las orejas, tenia un aspecto de cansancio,sus oscuros semicírculos bajo los ojos lo delataron y también iba de suéter, como yo. 

De un momento a otro se vio algo preocupado y tenso, se levanto de su asiento y miro por debajo de este, no encontró nada y giro su cabeza, buscaba algo, pero cuando me vio se tranquilizo y esto me puso algo nervioso, después el comenzó a reírse volviéndose a sentar, se quedo mirando fijamente.

Creí que estaba loco y que le hacían falta varios tornillos en la cabeza, pero veo algo negro sobre mi hombro izquierdo asomándose lentamente, pensé que era una broma o algo así, pero vi de cerca y profundamente no debí hacerlo, pues una tarántula se posaba allí.

No quería gritar ni alarmarme, tampoco quería llamar la atención, pero mis ojos no debían de apartarse, pues si lo hacían, tal vez la pierdo de vista y en un momento estará sobre mi cabeza... o tal vez exagero. Pensé en quitarme el suéter lentamente y antes de hacer algo el joven se me acerco.

—Déjame ayudarte con eso —dijo entre risas.

Quite la mirada de la escalofriante escena y en unos segundos ya no estaba sobre mi.

—Siento que hayas tenido que pasar por eso —dijo mientras la cargaba en sus brazos y se sentó a mi lado.

—Creí que moriría.  

—Bueno, ella no es así, creo que no son de las venenosas.

—"Crees"—lo imite.—Espero que no se vuelva a escapar.

—No, no lo hará —dijo mientras la guardaba en uno de los bolsillos del suéter y subió un pequeño cierre

Eso me resulto extraño...

—Creo que es de buena suerte —dijo.

—Paul, ya puedes pasar —dijo una señora parada en una puerta de una oficina.

—Si, suerte con eso —reí.  

Me quede de nuevo en silencio, intentando borrar de mi mente ese recuerdo de terror, espere un momento, hasta que Angelina me invito a pasar a su oficina.

—Ya esta casi todo listo —menciono.

             

 

    

Reto SupervivenciaWhere stories live. Discover now