Tu piel se convirtió en mi desvelo. Tus labios, mi cáliz. Tus ojos verdes extasiados, cuando sobre ti mis caderas se balanceaban, era el paisaje más hermoso creado. Tu pecho sudado, subiendo y bajando con el ritmo de nuestras respiraciones aceleradas, tus labios entreabiertos y en ellos una sola frase: ¡Ay Dios Mio!
Más que un deleite escucharte rogar y gemir, y respirar como si en cada aliento se te fuese un pedazo del alma. Es que tu piel es cielo... es infierno, es fuego.
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Fragmentos de Terciopelo
PoésiePoemas cortos, que tienen como objetivos llegar al alma de las personas sensibles o perversas. Las almas que disfrutan tomar un buen vino o besar una tersa piel, a las que les gusta llorar o suspirar.