El líquido estaba frío así como la mañana.
En los pasillos del lujoso hotel ya se podían escuchar las voces y el andar de las personas, el sonido de los teléfonos celulares y la música que siempre brindaba un excelente ambiente.
Las sábanas teñidas de rojo seguían en la cama arrugadas y aguardando al chico que hace horas dejó de sollozar, envolviendo a duras penas su cuerpo marcado y adolorido.
Kuroro se encontraba frente al enorme ventanal, listo para admirar la llegada del alba, con una copa de vino y la botella en la otra. Tan solo con su pantalón oscuro encima.
Bebió pequeños sorbos sin muchas ganas, percatándose de saborear cada gota de líquido rojo mientras a su mente le llegaba ideas, quizá fuera de lugar. Si, tenía ganas de despertar al chico a sus espaldas para que admirara la salida del sol con él, de proporcionarle una copa y de brindar como lo hicieron la noche anterior. Solo que esta vez, sería de verdad.
Las comisuras de sus labios de elevaron con sorna y a la vez inquietud. Ahora más que nunca, sabía que Kurapika lo odiaba, realmente fue un logro total convencerlo de que se quedara hasta que amaneciera...
Desde hace horas que no se movía de la cama y por supuesto, no dejaba que él se acercara...
--Kurapika...-- Susurró Kuroro mientras se ponía de pie a causa del golpe que recibió. Su mejilla palpitaba y seguramente se encontraría de color rojo. Su pequeño ladrón era muy fuerte.
Era muy curioso e irónico solo pensarlo, pues con aquel delgado cuerpo y rostro de ángel ¿Quién lo podía pensar? Aun con toda la tensión de la habitación, Kuroro sonrió abiertamente.
Era un desquiciado.
Cosa que observó con horror, Kurapika y se apresuró tapar su cuerpo desnudo con las sábanas manchadas. Él, por otro lado, tenía miedo. Era la primera vez en toda su vida en aquel oficio que de verdad temía por su bienestar, no soportaría que ese tétrico hombre le tocara de nuevo.
Los pasos de Kuroro empezaron y la voz de Kurapika casi gritó en un intento por detenerlo: --¡No te acerques!—se echó para atrás con tanta desesperación que no midió la longitud de la cama en la que se encontraba. Entonces pudo sentir como su equilibrio se perdía, iba a caer.
Eso, si no fuera por los rápidos movimientos de Kuroro.
También demostrando lo ágil que era, llegó en un segundo hasta Kurapika y lo tomó por la cintura desnuda, no le importó que las sábanas se hayan deslizado y dejaran al descubierto la pálida piel que hace unos minutos se encargó de marcar y peor aún, lastimar. Aquella imagen realmente le dolió.
Se vio a sí mismo en un pasado, cuando su única preocupación era saber más de aquella hermosa mujer que se presentó coquetamente, aun cuando resultó ser todo un mentira no podía negar que de verdad le encantaba. Sin importar el género, era como si lo hubiera enamorado con aquella habilidad de engañarlo. Era astuto, sagaz, arriesgado y si, como olvidar su infinita belleza.
Ahora el rostro que le brindaba la más lasciva sonrisa se encontraba derrotado y todavía más, horrorizado.
Kurapika apenas sintió el tacto de Kuroro lo empujó, esta vez logrando no perder el equilibrio. Volvió a tomar la tela blanca y se acurrucó en posición fetal, con una abertura suficiente para tener una vista completa de la habitación.
--Ten más cuidado. – Dijo Kuroro disimulando su incomodidad, empezó a rodear la cama a paso lento para recoger alguna prenda del piso.
Y no hubo respuesta.
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SEDUCCIÓN(KuroKura)
FanfictionKuroro Lucifer es un empresario exitoso, ningún extravagante detalle está de más para él. Así es como decide viajar a divertirse solo por una interesante noche. Orgulloso y algo inconforme por su estilo de vida se encuentra con aquella dama en el...