1.Sólo suerte

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El acompasado sonido del saxofón y el piano fueron los protagonistas de su singular presencia.

Kuroro caminó con toda la gracia que siempre lo ha caracterizado por el espacio no tan iluminado, de paredes amarillas y piso rojo con formas extrañas, graciosas pero muy simpáticas. Ante la expectante mirada de varias personas que seguramente ya no se encontraban jugando, al contrario de otras que se mantenían atentas a su mesa. Mucho más ligero y refrescado con el primer sorbo que tomó de aquel exquisito whisky dorado se dirigió a la mesa central, donde había un total de seis personas.

--Sea bienvenido. Por favor, póngase cómodo. -Dijo el joven encargado del juego. Él, situado en la parte central de la mesa semicircular le sonrió apremiantemente.

Sin embargo, esta vez Kuroro no correspondió al saludo, se limitó a tomar asiento sin dejar de examinar a sus acompañantes temporales. Sin mirarlos. Cerró los ojos un par de segundos, totalmente encantado por la música que sonaba de fondo, pensó que debía terminar rápido su primer juego ya que al parecer en poco tiempo una presentación se llevaría a cabo. Aquel escenario al final de la sala, estaba en perfectas condiciones para brindarles un espectáculo inolvidable.

--¡BlackJack!-Exclamó divertidamente y esperó.

A pesar de tener algunas indiferentes miradas y otras muy altaneras continuaba con su sonrisa triunfal. A su lado yacía un hombre en el cual no se molestó en analizar, sabía cuáles eran sus siguientes palabras. -Hey niño, papi te ha dado una fuerte suma de dinero para desperdiciar. - se bufó con una desagradable mueca. Pero Kuroro solo se limitó a prestarle atención a la elegante dama que se encontraba a su lado.

Ella no dejaba de mirarlos con una pícara expresión. Tan glamorosa y altiva que era imposible pasarla por alto. Kuroro la observó y saludó con un ligero asentimiento. En su país natal se acostumbraba a ser mucho más recatado y mantener el menor contacto posible con personas desconocidas, no por tener una mala imagen sino más bien era una cuestión de respeto al espacio ajeno.

Acciones que a ella no le parecieron.

--Me llamo Brenda, es un placer. -A contradicción del joven, ella le extendió su mano y por supuesto se veía dispuesta a recibir un beso. Petición que fue atendida satisfactoriamente, Kuroro la tomó con delicadeza y rosó sus gélidos labios en la piel de la mujer. Aquel contacto muy pocas veces lo había tenido pero sin duda era de lo mejor.

Exceptuando tipos desagradables.

El lugar era reconfortante, la música le parecía de la mejor selección, su compañía era encantadora y la noche apenas empezaba.

--Comenzamos. - El dueño de la mesa, mezcló las cartas ágilmente, revolviéndolas repetidas veces; solo tardándose menos de dos minutos. Cada jugador alrededor de la mesa se veía muy animado, quizá por las ganas de obtener nuevos ingresos o por el efecto del alcohol que en todo el lugar se repartía de forma gratuita. -Repartiré dos cartas a cada uno, entonces deberán sumar veinte y uno, si lo hacen en una sola vuelta obtendrán lo que se denomina BlackJack. Pero si no es el caso se le puede brindar las cartas que sean necesarias. Mucha suerte y ¡Que comiencen las apuestas!- Por supuesto, yendo en orden de izquierda a derecha empezaron a juntar las fichas en el centro de la mesa. El turno del hombre que se veía dispuesto a malograr la noche de Kuroro llegó y sin chistar depositó un total de medio millón de euros en fichas, ante las voces y miradas curiosas era una cantidad muy alejada de las demás apuestas.

El siguiente turno era de Kuroro Lucifer.

--¿Qué te parece si hacemos esto más interesante, niño?-Con expresión socarrona lo retó.

Sin embargo fue poco lo que pudo hacer ante la enorme indiferencia que recibió por parte de Kuroro, siempre apacible a las imprudentes palabras continuó intercambiando sonrisas con Brenda y sin más depositó su primera apuesta. Con total satisfacción dijo.

SEDUCCIÓN(KuroKura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora