Realmente comprendí que en el momento en que Cenicienta anhela ir al baile realmente no pensaba en nada más que estar cerca de su amado.
Aquí estoy yo 22 años. Estudiante universitaria y empleada de medio tiempo en un bar de mala muerte. Bueno... a decir verdad no es taan malo; mi jefa es un poco histerica pero siempre suele mimarme con pequeños adelantos de sueldo.
Quisiera tanto conocer ese sentimiento al que tanto veneran las quinceañeras. Al menos eso sentia yo la noche que festejaron mis cumpleaños número quince.
Era todo de ensueño. Recuerdo que mamá había preparado rigurosamente cada detalle para que el salón pareciera salido de un cuento de hadas.
Papa,- (esto supe mucho tiempo después)- había estado muchos meses haciendo horas extras para lograr darme el mejor vestido que una adolecente pudiera siquiera soñar.
Recuerdo que minutos antes de salir hacia el auto que me llevaria hasta la fiesta, me puse frente al espejo tamaño natural y me vi como una preciosa doncella que inevitablemente conocería a su Príncipe en esa especial noche MÁGICA.
Sali del cuarto (No sin antes bailar y hacer monigotadas frente al espejo claro).
Descendí del auto antiguo y allí estaba. El hombre más importante en mi vida. Mi Padre.
Extendiéndome sus brazos que sostenian un abundante ramo de rosas blancas.
Besó mi mejilla y me dijo:
.-"Princesa, a partir de esta noche jamas vuelvas a sentirte una niña cualquiera. A partir de esta noche siéntete como lo que eres. Nuestra Princesa".
Recuerdo que ingresé al salón y muchos familiares emocionados se me abalanzaban y me abrazaban.
Mama me obligó a sacarme fotos con cuanto pariente hebrio lo solicitaba.
Estaba harta. Sin olvidar el hecho de que por ser día de semana mis amigos del colegio no pudieron ir y estaba sola entre personas ancianas y bebes malcriados que no paraban de gatear por todo el lugar.
Estaba atosigada. Necesitaba huir. Desaparecer y dejar de ser por un segundo el eje de atención.
Corrí hacia una parte del inmenso hotel y cuando al fin pensé que había encontrado el lugar ideal descubrí a una indecente parejita que, más que besarse, parecían matarse a caricias.
Seguí corriendo mientras no cesaba de pisotear el borde de mi enorme vestido.
Me hallé muy lejos del lugar donde se daba la fiesta. Parecía un viejo balcón donde nadie había reparado en ocupar en mucho tiempo.
De pronto y como si pudiera dar un gran suspiro, las lágrimas cayeron de mis ojos como si nada.
Y de pronto lo oí...
.-"Que lástima que tan delicado vestido vaya a mancharse con esas lágrimas oscuras por el rímel".
Giré y logré dilucidar entre un manto de claro de luna una silueta delgada. Era un muchacho bien parecido. No era un invitado de mi fiesta por que su atuendo era casual y la invitación era estrictamente de ropa de etiqueta.
De pronto sin mucho que pensar dije...-."¿Quien eres?. No creo conocerte".
.-"No creo que me conozcas, jamás vine a este hotel hasta hoy". [Respondió].
.-"Pero... [continuó diciendo] no pude ignorar la escena de ver a la mismísima Cenicienta llorando en su balcón desconsoladamente". [Hizo una sonrisa irónica].Me causó tal gracia que reí casi sin notarlo.

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BRENDHA
RomanceBrenda en sus ansias de conocer un nuevo mundo a sus cortos 22 años descubre si la vida verdaderamente podria ser de cuentos de Adas.