Sentimientos encontrados

El final

- Soy yo... hubo silencio un momento luego la puerta de la habitación se deslizo, Kagura llevaba puesta la piyama que venia con la nave. 

-  ¿Qué quiere-aru?, no sabes que necesito mis sueños de belleza.

- Ese piyama te queda un poco grande eh. Okita podía observar perfectamente la piel blanca de la pelirroja. 

- Me dirás que quieres idiota. Ella empezaba a molestarse. 

- Veras, en mi cuarto hay dos sujetos durmiendo y  como no quiero interrumpir nada me largue del lugar. 

- Se llevan bastante bien-aru. Kagura sonrió energética y Okita entro a la habitación y se sentó en la cama. Era una habitación para una sola persona por ende solo una cama. 

- Lárgate, te matare-aru. 

- Shhh cállate o te escucharan. 

- En fin, ¿que quieres-aru?. Kagura lo dijo bajando la voz, Okita la agarro de la mano, la hizo sentar a su lado y la miro fijamente. 

- Sabes, un hijo entre una Yato y un samurái también podría ser muy fuerte. 

- Cortaría montañas. 

- Lo haría, estoy seguro.

- ¿Me esperaras-aru?

- No lo dudes. 

- ¿Lo prometes?

- Lo prometo. 

Los dos sonrieron... Y así paso el tiempo, los dos jóvenes se veían continuamente, tuvieron aventuras y lo superaron ya sea juntos o separados, eran fuertes, pasaron por muchos problemas y batallas pero al final el Shinsengumi tuvo que dejar la tierra por la disputa con el nuevo Shogun, ellos se encontraron en un puente muy familiar para los dos, donde se solían reunir para hablar, comer, discutir o simplemente pelear. Kagura conocía sus sentimientos y sabia que no necesitaba palabras para que Okita también los conociera y así se despidieron, con una sonrisa  y una pelea con la nueva promesa de encontrarse de nuevo muy pronto. 

Transcurrió el tiempo, ya paso tres años y ellos jamas dejaron de pensarse mutuamente pero solo les quedaba esperar hasta que por fin llego el día, Kagura escucho que volverían y fue a buscarlo en el lugar que decidieron guardar para ellos, los dos ya mayores, Kagura una hermosa mujer con el pelo largo y un lindo traje blanco parecido al de Gintoki, el muchacho muy apuesto, también con el pelo largo recogido con una coleta, una bufanda y un yukata, se encontraron en el puente de la promesa, se pararon uno frente al otro, no podían creerlo, después de tanto tiempo. 

- ¿Aún recuerdas la promesa?...  Pregunto Okita y Kagura solo sonríe de una forma muy dulce, una que nunca mostró frente a él, se acerca a su rostro y le da un delicado beso en los labios el cual Okita corresponde, se separaron, se miraron a los ojos, al unisono y sonriendo dicen: 

- Estoy en casa. 

FIN  

Muchas muchas gracias a todos los que se tomaron la molestia de seguir mi primera historia, en serio estoy muy agradecida con todos los que me apoyaron, quiero que sepan que pronto haré una nueva historia de esta misma pareja, tratara de kagura como universitaria viviendo sola en un departamento y con un apuesto y molesto vecino, por favor sigan apoyándome y hasta muy pronto. Saludos y abrazos para todos  ♥ ♥ ♥