Ramé • Scorbus

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—Oye, creo que alguien te gano a Rose— le recalco Albus cuando Rose ya no los podía oír, Scorpius se limitó a asentír— ¿Ya no te gusta Rose?— Scorpius negó.

—¿Recuerdas al chico con quién caminaba?

—Sí, creo que es el golpeador de Gryffindor— respondió Albus algo inseguro.

—Pues, en el primer partido del curso, cuando tú te reusate a ir conmigo, fuí a los vestidores del equipo de Gryffindor, y bueno, la encontré besuqueandose con ese... golpeador— dijo Scorpius cambiando las palabras al notar que la otra expresión era muy grosera. Scorpius siempre tan... Scorpius.

—¿Te rindes por un golpeador?, Pensé que de verdad te gustaba Rose.

—No tenía oportunidad, es un golpeador, si me meto con Rose me podía tirar una budger cuando caminara por los pasillos.

—No seas estúpido Scorpius, no te tiraría una budger, te daría una paliza— se rió Albus—, pero eso no es queja para que te rindas.

—Ya Al, está bien, además, ahora me gusta otra persona— dijo Scorpius con la esperanza de que así el tema quedara por terminado.

—¿Y...?— dijo Albus levantando una ceja— ¿Quien es?— a Scorpius se le vino el alma al suelo.

—N-no te lo voy a decir, Albus, inicia a hacerté esa idea.

—«sangre pura»— dijo Albus al llegar a la entrada de la sala común de Slytherin— ¿Una pista?

—Su ap-pellido inicia con...— en el instante Scorpius se arrepintió por ser tan estúpido— 'P'.

—¿'P'?— preguntó confundido— ¿No será Potter?— río Albus, Scorpius se sonrojo, entraron en su alcoba— ¿No es Potter?, ¿verdad?— Albus inicio a enojarse al notar que Scorpius no respondia— ¡¿TE GUSTA MI HERMANA, SCORPIUS?!, ¡¿TE GUSTA LILY?!— le grito Albus empuñando las manos.

—¡No, Albus, no me gusta Lily!— dijo Scorpius limpiándose la saliva que Albus le había tirado al gritar.

—Entonces... ¿Te gusta mi madre?— preguntó confundido Albus.

—¿Que?... ¡No!, Claro que no... es guapa... pero por supuesto que no— le respondió Scorpius y noto que Albus aflojó las manos.

—¿Scorpius?, ¿Te gusta James?— preguntó  con un aire cómico el azabache, Scopius alzó una ceja— No creo que te guste mi pad...— en ese momento una brisa cálida hizo tormento en las entrañas de ambos chicos, el rubio posando su mano sobre las frías facciones del azabache acercó velozmente sus labios a los del otro, sin apenas darse el lujo de pensárselo dos veces— ¿T-te gust-to yo?— pregunto Albus sintiendo aquel calor extraño dentro de sí.

Y Scorpius dándose cuenta de lo que acababa de hacer, sin apenas poder creérsela, salió de la habitación sintiendo como si todo se derrumbara.

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