Descolgó el teléfono y escuchó atentamente todo lo que tenía que decir su interlocutor sin decir nada. No le escuchaba, no pensaba que le decía, solamente sujetaba el teléfono. Cinco minutos, diez minutos, y al fin dejó de hablar. En el otro lado callaron al fin. Él con palabras despojadas de apariencia humana sugirió posibilidad. Ella continuó otros diez minutos hablando. ¿Quieres? ¿Estás seguro? dijo ella con seguridad pseudofascista. Él musitó solamente estoy seguro de la muerte de tu padre. Ella no entendía nada. El dejo caer el teléfono al suelo. Ella escuchó gemidos y palabras entrecortadas. Al reconocer la voz, comprendió aterrorizada por qué estaba tan seguro.
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Azrael y otros escalofríos
HorrorLa sangre nos recorre por nuestras venas, un día una de esas gotas acabó en la boca de Carlos. Nació Azrael. Es Halloween, noche de terror, disfruta con este regalo de narraciones con dosis de escalofrío.