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Yoongi había salido de su casa dejando a Hoseok, Taehyung, Jimin y Jungkook en ella para ir a buscar a los padres de la familia Park. Ya había caído la noche pero él mismo se había ofrecido a ir para darles un tiempo a Jungkook y Taehyung de charlar tranquilamente luego de tal confesión, por lo que Jimin obligatoriamente debía quedarse también y Hoseok...él solo le pareció muy cobarde como para llevarlo.

Desde la cocina del chico Min, Jimin no dejaba de plantearse lo grande que era ese lugar para darse el lujo de alojar a varias personas como lo haría, puesto que sería él, sus padres y, sólo por esa noche, Hoseok.

– Quiero que sepas que estoy muy ofendido aún –regañaba Jungkook a su sobrino, porque claro, si Yoongi pensaba que charlarian tranquilamente estaba muy equivocado–, todo este tiempo supiste quien era y me has hablado informalmente, ¿No tienes modales?

– Ahora todo tiene sentido –murmuró Hoseok casi para sí mismo. Taehyung, aún sufriendo los efectos de la energía negativa acumulada, tenía su cabeza reposando en su hombro y el chico no se atrevía a moverse, ambos sentados en un sofá. Jimin, ya adaptado al lugar y la situación, se limitaba a preparar algo de té, no porque quisiera té, sólo quería ocupar su mente en otra cosa. Y Jungkook...

Él flotaba alrededor quejándose.

– ¿Quieres que te empiece a llamar tío? –Preguntó Taehyung levantando su cabeza y mirándolo– Suena cursi.

Jungkook puso sus pies en el suelo y se sentó a su lado en el lugar para apoyar los brazos cuando Jimin llegaba de nuevo al lugar, sentándose en el suelo con su taza de té. El fantasma los observó largamente hasta que finalmente decidió hablar.

– ¿Cuándo Yoongi venga...traerá a Jungseung-hyung? –Preguntó finalmente a Taehyung y este asintió levemente.

– Le he enviado un mensaje a mi padre contándole la situación, buscará en su auto a los padres de Jimin y vendrán hacia aquí –explicó con lentitud y Jungkook inspiró con profundidad.

– ¿Mi hermano...podrá verme? –jugueteo con sus manos nervioso y el peliblanco pareció pensarse la respuesta detenidamente.

– Puede que si como puede que no... –dijo haciendo una pausa– Pero si el deseo de ver a un fallecido es muy fuerte, hay posibilidad de verlo. Tus probabilidades son 51/49.

Jungkook suspiró con pesadez. Lo único que podría faltarle sería no poder ser visto por su propio hermano mayor al cual no veía desde los años 80. Sentía los nervios en su estómago y no podía dejar de jugar con sus dedos.

– Siento que podría morir hoy... –murmuró pasando su mano por su rostro y Taehyung rió ligeramente.

– No puedes morir dos veces –señaló lo obvio Jimin con voz suave.

Pasaron minutos interminables para Jungkook, minutos en los que casi enloqueció con preguntas a Taehyung cuestionándole que alternativas podría haber en caso de no poder ser visto por su hermano. Normalmente el joven médium lo hubiera mandado a pelar chauchas, pero la situación de su padre y su tío era algo con lo que sentía la obligación de solidarizarse.

Antes de lo que hubieran esperado, oyeron la puerta abrirse, dándole paso primero a los padres de Jimin quienes fueron directamente hacia su hijo. Jungkook no les puso atención puesto que continuó observando la puerta que había quedado abierta por la cual entró Yoongi e instantes después entró otro hombre cerrandola a sus espaldas. Lo observó detenidamente: De camisa y pantalón de vestir, su cabello era negro, sus narices similares y ni hablar de esos característicos párpados inferiores bien marcados. El hombre miró el entorno hasta que sus ojos se posaron en una silueta familiar. Jungseung no podía distinguir bien al principio, pero mientras enfocaba su vista e intentaba desenterrar sus recuerdos, la silueta tomó la forma de la persona que mas hubiera querido en el mundo junto a su propio hijo. Una imagen que hasta el momento evocaba de manera desgastada debido al paso del tiempo, como de una pelicula antigua. Casi como en otra vida.

Spiritual Adviser || BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora