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A mi de edad de dieciséis años, solo pensaba en tres cosas.

1-¿Habían más sangre de lobo, además de mí, papá y mamá?

2-¿Cómo sería mi primera transformación?

3-¿Conseguiré a alguien con quién hablar libremente sobre lo que realmente soy?

Esas tres preguntas rondaban en mi cabeza todo el día, cuando estaba en clases, cuando miraba a la nada, o simplemente cuando tenía tiempo libre. Pero algo era seguro; jamás se irían de mi cabeza hasta que yo misma las responda, o el tiempo lo haga por mí.

—Amber, ¿Estás despierta?—preguntó mi mamá entrando a mi cuarto.

—Unos tres minutos—susurré.

—Genial, levántate, debes ir a la escuela.

Rodé los ojos con mi cara debajo de mi almohada y finalmente asentí. Me desarropé y salí al baño. Me bañé y me vestí, para luego bajar con mi mamá.

—¿Qué quiere mi cachorrita?—preguntó con un tono molesto para mí.

—Mamá, no soy un cachorro, lo hemos discutido muchas veces—respondí fastidiada.

—Siempre serás mi cachorrita—se acercó a mí y alzó mi cara, para luego depositar un beso en mi nariz. Rodé los ojos—. Eres una odiosa.

—No soy odiosa, pero, ¿Te gustaría que te dijeran "cachorrita"?—hice comillas con mis dedos.

—Viniendo de mi madre, sí—respondió victoriosa.

La abuela había fallecido hace unos dos años, pero después del primer año, ya todo estaba calmado.

Rodé los ojos de nuevo.

—Vas a quedarte sin ojos la próxima vez que lo hagas—me respondió amenazante, yo realmente tenía miedo a mamá.

Unos minutos después, mi comida estaba lista, la agarré y la metí en mi bolso.

-

Me miré al espejo por primera vez, asentí con una mueca de afirmación.

Escuché los pasos de Chloe, mi mejor amiga desde afuera. Una ventajas de ser sangre de lobo. Yo sabía los secretos más vergonzosos de la mayoría de la gente en el instituto, debido a mi oído de lobo, aunque yo le decía oído de super-girl. Abrí la puerta antes de que ella tocara la misma.

—¿Estabas esperándome?—preguntó con una sonrisa burlona. Asentí de la misma manera.

—Sip, estaba espiando a ver quién merodeaba por mi casa—respondí y ella rió.

—¿Nos vamos?—preguntó.

Asentí le susurré a mamá que nos íbamos. Estaba segura de que ella estaba escuchando todo desde la cocina.

Comenzar un nuevo año de clases era aburridamente aburrido, siempre veías a las mismas personas, misma rutina, y todo lo demás.

Jamás habían personas nuevas en el instituto, y eso me molestaba de alguna manera.

-

Pasamos la puerta de madera que daba al entrada al instituto, sin sentir ningún tipo de miradas o cuchicheos. Todos estaban acostumbrados a que no llegaran nuevos estudiantes, y si llegaba alguno, era de milagro.

Me senté en mi lugar en el salón de Biología, en el cuál nos instruía el señor Norris, nuestro profesor guía. Había llegado unos 7 minutos antes, por lo tanto tenía tiempo para pensar.

Mi ceño se frunció totalmente cuando siete chicos nuevos entraron al salón maldiciendo. Aparté mi cabello de mi oreja derecha, todo se escuchaba distorsionado, hasta que por fin pude escuchar con claridad. Los chicos hablaban sobre la escuela, las personas y su olor. Mi mundo se detuvo y los nervios se acumularon cuando escuché a un chico con el cabello gris nombrarme.

—¿Esa chica está escuchando?—preguntó viendo en mi dirección.

En ningún momento volteé, ya que eso levantaría sospechas. Sostuve el libro en mi mano, fingiendo leer.

—Relájate, Yoongi—respondió el chico de cabello rosa, el cuál estaba callado hasta ahora—. Debes calmarte, o sí no todos van a sospechar.

Empecé a toser falsamente, ganándome las miradas de los siete chicos. Seguí con el libro.

Ellos negaron con la cabeza, y como si supieran que yo escuchaba, crearon un plan.

—Aquella chica de allá—me señaló el que por ahora conocía su nombre, Yoongi—. Es muy fea, además gorda.

Abrí mi boca en un suspiro, sabía perfectamente que era una trampa. Ellos se quedaron su lugar, esperando mi respuesta. Cambié de página para que se viera creíble. Un chico rubio —hasta éste punto parecían un arco iris, uno rosa, otro amarillo, otro gris—. Negó con la cabeza y dirigió su mirada a Yoongi.

—¿Lo ves? Somos los únicos aquí, no hay nada de qué precuparse—.

—No hay que confiarnos, Namjoon—respondió Yoongi. Rodé los ojos.
Pero había un problema, uno de ellos estaba mirándome. El chico cabello rosa. Lo miré de nuevo y alcé mis cejas en forma de pregunta. Él guiñó su ojos y me sonrió. Sonreí sin mostrar los dientes y volví al libro.

Agradecí mil veces cuando vi al profesor Norris, no quería seguir en ese estado de incomodidad.

—Muy buenos días, estudiantes—saludó el señor Norris con notable alegría, lo cual me pareció extraño—. Les tengo la mejor de las noticias.

Tal vez eso podría alegrarme el día, el señor Norris siempre estaba de mal humor, pero cuando estaba de buen humor, era algo realmente bueno.

—Tenemos siete nuevos estudiantes. Jin, Jimin, Namjoon, Taehyung, Yoongi, Hoseok y Jungkook. Bienvenidos, chicos.

Mientras el señor Norris presentaba, yo.ponía atención, por lo tanto, ya sabía quién era quién.

—¡Y además de eso, la semana que viene, iremos al museo de exploración!—

Abrí los ojos con total asombro y sobre todo fastido, era más fastidio que asombro, de hecho.

—Señorita Lee, ¿Quiere llevarse unas horas en detención?—preguntó el señor Norris mirándome con cara de pocos amigos. Me encogí de hombros.

—Todos los años es la misma basura, ¿A caso no tiene un mejor lugar que visitar?—respondí.

—¡Ya está, señorira Lee! ¡Tres horas de castigo para usted!—sonreí sin mostrar los dientes y me acomodé en mi asiento.—. Muy bien, hoy volveremos a tercer grado de primaria, y veremos las partes del cuerpo—.

Se volteó para dibujar el cuerpo humano, joder, necesito salir de aquí ya.

Sentí una bola de papel chocar contra mi cráneo, gemí de sorpresa.

—¡Señor Park! ¡Debe tener más respeto con las señoritas! ¡Ahora tendrá dos horas de detención, junto a la señorita Lee! ¡Ambos fuera de mi clase!—

Full moon ➡ BTS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora