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Entré por la ventana, dándole un susto a Jimin, el cual veía a la nada.

—Mierda, me asustaste—susurró dramáticamente y colocó una mano en su pecho.

—Soy ágil—respondí arrogante.

Él rodó los ojos. Me senté a su lado, colocando mi cabeza en su hombro. Y repente empecé a pensar, ¿Cómo podía hablar abiertamente con él cuando apenas lo conocía hoy?

(...)

Habían pasado ya una hora y dieciséis minutos, lo suficiente para querer morirme. Jimin hacía que las cosas fueran más divertidas, ya que, siempre añadía algún tipo de comentario gracioso como:"Me duele el trasero", y "Huele a carne".

—Muy bien, dama y caballero.—

Nosotros sonreírmos falsamente.

—¿Necesito recordarles que les quedan 15 minutos en detención?—preguntó él rápidamente.

Ambos negamos.

—Espero que aquí SÍ se comporten—masculló para luego salir del salón.

—¿Quiere que me comporte, señor Norris? Pues voy a comportarme como un animal—respondí al anciano retirado, provocando que Jimin riera.

—¿Qué piensas hacer?—preguntó él—. Si se te ocurre algo genial, te daré un trofeo con tu nombre.

Trofeo, trofeo, trofeo...

Dirigí rápidamente mi mirada a uno de los trofeos de cocina del señor Norris, era el único que él había ganado, y era lo más preciado que tenía. Jimin me miró cómplice.

Me levanté rápidamente del asiento y corrí hacia dicho objeto, lo tomé entre mis manos y se lo lancé a Jimin, éste lo atrapó con agilidad.

Trepé por la pared ágilmente en un salto, y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en la apertura. Aplaudí rápidamente, indicándole a Jimin que lo lanzara. El mismo lo lanzó en mi dirección y lo atrapé.

Admiré el paisaje y respiré, sintiendo como todos mis sentidos licántropos se apoderaban de mí, miré a Jimin a mi lado y sonreí. Él hizo lo mismo y sentí mis ojos cosquillear, están amarillos de nuevo. Sonreí de nuevo cuando Jimin tenía sus ojos del mismo color de los míos. Un escalofrío corre por mi espalda.

Escuché los pasos del señor Norris por la salida del instituto, la cual estaba justo en frente de la apertura en la que estábamos Jimin y yo actualmente. Corrí hacia la barra de hierro de la bandera de los Estados Unidos, la punta de la barra era plana, por lo tanto, podía colocar el trofeo allí. Hice lo antes nombrado con todo el cuidado de que Norris no nos viera a Jimin y a mí, me volteé y miré a Jimin, él hizo un movimiento con su cabeza, indicando que entráramos ya, pues el timbre estaba por sonar, además, Norris había vuelto en su camino y se dirigía a su sala de detención, dónde se suponía que estábamos Jimin y yo.

Las sillas chillando se escucharon cuando Jimin y yo saltamos de la ventana, provocando un pequeño susto en Jimin y en mí.

Sintiendo los pasos en al menos dos metros de Norris, arreglamos las sillas como pudimos, nos sentamos y ambos intentamos regularizar nuestras respiraciones.

Norris entró y nos miró.

—Dama y caballero—se quedó callado unos segundos, hasta que el timbre de culminación de nuestro castigo y de todo tipo de actividades escolares—. Pueden retirarse. Espero y hayan aprendido la lección—nos dijo, mientras yo acomodaba mis cosas para poder largarme.

—Usted aprenderá la lección, viejo calvo—susurré, haciendo que Jimin riera fuertemente. Provocando que Norris frunciera el ceño y negara rápidamente, saliendo del salón y dejándonos a Jimin y a mí solos.

Él y yo nos miramos cómplices. Jimin frunció el ceño cuando se escuchó grandes gritos afuera. Nos levantamos rápidamente, agarrando nuestros bolsos nos dirigimos hacia afuera.

Nos integramos al montón de gente, mi mirada divisó a Yoongi, el cual miraba a un punto en específico, al igual que el resto de los estudiantes. Alcé mi mirada y vi al trofeo del señor Norris en la punta de la bandera. Ahogué una risa. Miré a Jimin y él hizo lo mismo. Sonreímos con complicidad  y antes de que Norris buscara culpables, me encaminé a casa a través del bosque de la escuela. El bosque siempre fue mi atajo favorito a casa. Siempre podía pensar en esas tres preguntas, e intentar responderlas imaginando como sería todo.

Paré en seco cuando sentí siete pares de ojos y pies siguiéndome.

—¿Qué hacen aquí?—pregunté y me volteé, encontrándome con sus miradas.

—¿Es tan mala nuestra compañía?—preguntó Jungkook, ¿O era Taehyung?—. Soy Namjoon, por cierto.

Caminé unos pasos hacia adelante, y estiré mi mano lentamente. Él hizo lo mismo, estrechando nuestras manos.  

—¿Jimin les contó, no?—ellos rápidamente negaron.

—Fui yo—Yoongi habló. Lo miré y me sonrió, hice lo mismo sin mostrar mis dientes—, les conté lo que hiciste.

—¡Ni siquiera tienes idea de lo genial que eres, chica!—me dijo el cual reconocí al instante por su voz, Taehyung.

—Es algo que me enseñaron mis padres. Bueno, mi mamá—dije sonriendo. 

—Yoongi jamás se había controlado, y tú lo ayudaste—me dijo Jimin ésta vez, mostrando una hermosa sonrisa.

—Pienso que éste no es el mejor lugar para hablar de ésto—respondí en voz baja—. ¿Han ido al bosque de los lobos?

Ellos con severa confusión, negaron.

—Bien, pues entonces prepárense.

Full moon ➡ BTS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora