FINAL

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El avión no se demoró nada, o al menos eso yo sentí ya que me quedé raja y me tuvo que despertar la azafata. ¿Cómo pagué el viaje? Michael durante su estadía en Chile sacó la Cuenta Rut porque le cayó bien el pato del Banco Estado, manteniéndola cargadita, y me había dejado ésta en caso de emergencia, y esto era más que una emergencia, se me estaba yendo el hombre que amaba.

Luke me esperaba a la salida del aeropuerto con un caracho de cansancio en su máxima expresión, eran cerca de las 02:00 am, y a pesar de haber tenido un concierto, estuvo dispuesto a esperarme y guiarme al lugar donde se hospedaban.

—Luquitas, muchas gracias. —Lo abracé y el hueón se estaba quedando dormido en mi hombro.

—Dime Luquitas otra vez y te cortó una teta —Me alejé altiro y el rubio comenzó a reírse.— Vamos al hotel, el tour bus cagó y nos tuvimos que hospedar en una ruca mapuche.

Cuando dijo ruca mapuche me imaginé la the rial ruca mapuche, pero Luke lo había dicho en tono sarcástico ya que el hotel no era náh esa cosa; 70 pisos y una recepción más grande que la casa de mi “papito”. Ascendimos al piso nº11, cuando llegamos, corrí a la habitación que me había indicado el rubio, toqué la puerta dos veces, nerviosa y ansiosa, aparte que estaba que me orinaba.
A los segundos apareció una pelirroja tras la puerta, cuando me vio su rostro cambió, como si acabara de ver al chupacabras.

—Hi…

—Nah que Hi barriobajera, where is Mike? —Le apliqué a spanglish como pude, ya que el enojo no me dejaba procesar mi inglés como debía. La mina frunció el seño, yo la iba a fulminar con la mirada pero me respondió.

—Hmm, he’s not…—Pude escuchar un eructo de adentro, Michael estaba ahí, y la maraca me estaba reteniendo como paco haciendo control de identidad.

—Permiso, voy a ver a MI hombre —Remarqué en “Mi” aunque no cachara mucho el español, la mina quiso poner resistencia pero de una pura patá en la zorra me la pasié.

—¡Michael! —Ya me lo imaginaba en una cama desnudo pero no, estaba sobre un sillón junto con una pizza y cerveza. Su cara demostraba haber sido bañada en lágrimas, al verlo así sentí una puñalada en la zorra.

—Po-pola —Tartamudeó en un susurro casi inaudible, se paró dejando la pizza y la cerveza de lado. Y cuando creí que iba a acercarse a mí, pasó como si nada por el lado mío, yendo a ayudar a la Crystal. Me iba a emperrar pero este le dijo algo en inglés y la mina salió de la habitación caminando como bambi, dejándonos solos.— ¿A qué viniste, Paula? —Oh miren, me dijo Paula, parece que se enojó.

—Vine a pasear aprovechando la plata de tu cuenta rut —Hablé sarcásticamente por su pregunta tan hueona y luego continué— Vine a verte po hombre, a dejarte en claro lo que sucedió allá antes de que te pases mil rollos.

—Y, ¿por qué lo hiciste? —Sorbió un poco de su cerveza y yo ya me estaba hartando de su indiferencia culiá.

—Porque alguien no contestaba ni mis mensajes ni mis llamadas, me tenía como histérica sin saber nada y dejé todo botado por tal persona…

—Espera ¿dejaste el almuerzo de tu papito?

—Lo dejé a él y a toda esa gente. —Michael me quedó observando durante unos segundos, no sabía si eso era bueno o malo, hasta que se abalanzó hacia mí, envolviéndome en un gran abrazo.

—Mi polita —me susurró al oído y yo casi me desmayo de la pura sensación de su voz y del tufo a copete que tenía, me lo hubiera culeado ahí mismo pero llegó el resto de los chiquillos a irrumpir la escena.

—¡YA SE ARREGLARON! —Entró primero Ashton con cornetas en la mano tocando como si estuviera haciendo un machitún mientras Calum y Luke tiraban confeti a nuestro alrededor.

Michael los echó de un puro grito, a lo que los chicos respondieron con burlas pero terminaron retirándose, no sin antes tirar un par de condones a la habitación.

Cabros culiaos lindos.

—Y bueno Pola, ¿qué pasó cuando te llamé?, ¿quién era la otra voz? —Y cuando yo pensé que ya me lo había vacilao, me hizo esa pregunta.

—Bueno,…¿y qué pasó con esa hueona de la Crystal que estaba en el bar y acá contigo? —Se quedó callado, ah me lo cagué.

Michael recorrió la habitación, recogió uno de los condones que los chicos habían tirado en el suelo, me lo señaló como diciendo “¿olvidemos esta hueá y culiemos?” a lo que yo contesté zambulléndome en el sofá y empiluchándome rápido.

De ahí, vi las estrellas.

Nah, no tan así, sin embargo estaba con quien yo amaba, con mi gatito, mi guitarrista, mi chanchito, el hueón que a primera vista me tenía toda emperrá cuando llegó ensuciando altiro la casa con sus bototos culiaos. Él, quien me había molestado con su erección en mi raja y ese beso a medianoche que no respondí por mi inexperiencia, él con quien había pasado tantas cosas, entre juegos y rabietas, lavando la loza y limpiando sus calzoncillos.

—Te amo. —Se detuvo un instante para decirme aquellas dos palabras, fuerte y claro, cerca de los labios.— Me enamoré de ti desde que te vi con ese escobillón barriendo la casa, y me fui enamorando de a poco al descubrir cada cosa nueva de ti. Esa noche cuando dormimos juntos me apresuré mucho, pero no me arrepiento, porque pude esclarecer mis dudas y saber que yo también te gustaba. —Parecía discurso de propuesta de matrimonio y Michael ya me tenía al borde de las lágrimas, aparte que aún me lo estaba chantando por lo que esperaba a que siguiera luego con el mambo.— Luego nos distanciamos, y no sabes cuánto me dolió aquello. Verte con Niall y tan feliz, dándote todo lo que yo te quería dar…Pero ahora te tengo aquí, y no pienso perderte otra vez. Te amo Pola.

La luna fue testigo de un pacto de amor entre una empleah’ y un gringo guitarrista, en una noche infinita, llena de besos y caricias, Michael, cantándome “Wrapped Around Your Finger” al oído, me acurrucó en sus brazos, para nunca más soltarme.

La Empleah'.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora