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En las escaleras resonaban los suaves pasos del menor de los Sakamaki, se despertó antes que todos en el castillo y no pensaba dejar esa oportunidad pasar, es decir, podría recorrer el lugar con tranquilidad por unas horas, sin nadie tras él. Poco más lejos de donde se encontraba su habitación había un puente de cristal y ónix que conectaba dos sectores del palacio, la temperatura baja abruptamente gracias a que dentro del castillo había calefacción, pero en el puente el único abrigo que tenía era su calor corporal y el oscuro chaleco que traía puesto, la parte superior de la estructura de cristal se encontraba cubierta de nieve, bueno era lo que mayoritariamente se podía apreciar en esta temporada. Al llegar a la nueva ala del lugar nota que el piso es de una madera clarísima, habían habitaciones vacías con temperaturas aún más bajas que las del puente, pero un agradable olor a menta y café inundaba el lugar.

-¿Qué haces aquí?-

Sorprendido por ver a Serafina despierta pega un pequeño respingo, ella se cerca con una sonrisa coqueta; pobre niño, no sabía lo que le caería encima.

-Sólo quería caminar...¿Me necesitas para algo?...tsk, realmente no me importa, pero es mi deber-

Incómodo por cada toque a sus blancas hebras que le era proporcionado por la fémina, trata de alejarse disimuladamente mas la mayor lo toma de la mano y lo saca corriendo, pasaron veloz mente por muchas habitaciones, bajaron torpemente por unas escaleras hasta llegar a una bóveda que es abierta por la castaña ágilmente.

-Tranquilo niño, sólo disfruta este minuto, no te tenses o será peor-

Con las manos en el pecho del sonrojado albino ella lo aprisiona contra una pared, dándole vista a el chico de la enorme cantidad de oro, joyas y cosas de enorme valor, ese era el mejor botín que habría podido imaginar el joven, el oro relucía contrastando con los ojos grises de la chica que a pesar de las quejas y resistencia del menor lo había esposado a la muralla, las esposas de oro no apretaban mucho, pero eran lo suficientemente fuertes para impedir la salida de él.

-Estúpida, idiota, bastarda-

Ella ignora las palabras del chico olímpicamente sabiendo que su naturaleza era esa, pero eso no impedía que su lengua recorriera traviesamente la clavícula y el cuello del vampiro, es mas este comenzaba a soltar suspiros y pequeño jadeos mientras la vampiresa clavaba sus colmillos suavemente, la verdad es que lo que cuenta no es el tamaño de los colmillos sino es la mordida y esta es la mejor que le han dado en años. La sangre caía lentamente por la porcelana del chico haciendo la escena más interesante para ella quien lamía cada gota que caía, la deliciosa escarlata lograba sacar el lado salvaje de Serafina que comienza a besar el cuello del albino que comienza a gemir y a revolverse inútilmente, las esposas sobre su cabeza lo tenían vuelto loco, deseaba ser liberado y dejar a la chica inconsciente por tal violación a su espacio personal, para su mal era hombre, quienes tienen deseos y necesidades por naturaleza, las sensaciones lo comienzan a embriagar ya que jamás había estado en una posición como esa.

-¿Que intentas hija de Luci?-

-¿Luci?-

- Lucifer estúpida, tú que ahora tienes poder sobre mí llegas y me tratas de violar gracias a mis debilidades masculinas -

Ella suelta una sádica carcajada en el cuello del muchacho, esto sólo estaba empezando, ya había sentido el bulto de Subaru golpeando contra su estómago, no era pequeño, esto lo haría más divertido.

-¿Qué es esto Subaru? ¿Tu freno de mano acaso?...qué pequeño-

El chico claramente ofendido suelta un gruñido, en un acto de rabia logra encajar los colmillos en la yugular de la castaña quien pega un salto librándose de los colmillos del menor, quien se encontraba sonrojado.

-¡¿Quién mierda te crees estorbo?!,¡Nadie puede tocarme!-

Un puñetazo en el estómago de Subaru lo logra poner de rodillas, la chica no tenía mano ligera, su fuerza era increíble, una patada en su entrepierna lo hizo soltar un grito ahogado, ya había sufrido mucho para una semana, no entendía lo que le pasaba, sus cambios de humor demasiados violentos, más que lo normal y esto lo estaba colmando aún más, su estabilidad se veía fuertemente afectada, él sabía que cosas peores se avecinaban.

Los golpes aumentaron y los gritos, súplicas y lágrimas de Subaru no lograban detener a la chica, es más, la motivaban a golpearlo más. La sangre caía furiosamente de los labios del albino, ella se detiene mirando furiosa al pobre vampiro que apenas respiraba, dos de sus costillas se encontraban rotas, los hematomas en todo su cuerpo tomaban un color morado, temblaba, el miedo lo superaba, inocentemente pensó que ella había terminado con él, pero saca un látigo de algún lado y rasga la polera del chico, quien suelta un chillido al contacto del látigo con su tersa piel, la sangre vuelve a correr por su cuerpo, al segundo latigazo su piel escuece como nunca antes en su vida, los gritos desgarradores del joven no la detienen, las tibias lágrimas caían, la oscuridad nubla su vista y a la inconsciencia caía.

Tras notar que el joven perdió toda su fuerza Serafina se voltea como si nada y le quita las esposas dejándolo tirado antes de irse a desayunar, un pequeño charco de sangre rodea al demacrado albino.

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⏰ Última actualización: Oct 28, 2017 ⏰

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