Buenos consejos

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Durante los días siguientes el mal ambiente se respiraba en el aire.

Junsu estaba de un humor de perros y aunque delante de todo el staff actuara con normalidad, como si no hubiera problemas entre ellos, a la que el trabajo terminaba y tenían cierto tiempo de descanso, se alejaba de Yoochun a metros de distancia y fingía estar ocupado en su mundo para no verse obligado a entablar conversación con los demás.

Yoochun, por su lado, lucía como si no hubiera dormido en días y se pasaba las horas cabizbajo mirándose las manos como si en sus uñas hubiese encontrado algo fascinante. Parecía abstraído constantemente y a menudo no respondía cuando alguien le hablaba. Aun así, intentaba reír tanto como podía y bromeaba como siempre frente a las cámaras para ocultar su aflicción.

Nadie parecía darse cuenta del muro que se había establecido entre los dos, en parte seguramente porque debido a sus actividades en solitario sólo se veían de vez en cuando por lo que las situaciones incómodas que tenían que soportar eran poco frecuentes, y por otra, porque debido a estas mismas todos atribuían su comportamiento al cansancio.

Jaejoong era el único que podía ver claramente que algo sucedía con sus amigos.

De hecho, ya estaba un poco harto de tener que lidiar con un rabioso Junsu que contestaba entre refunfuños cada vez que le hablaba, y un Yoochun deprimido que se pasaba el día suspirando y que no le prestaba un mínimo de atención.

Comenzaba a tener dolor de cabeza por el hecho de que todo el mundo le gritara y echara todas las penas y preocupaciones encima de él.

Seguramente era mejor no entrometerse pero era incapaz de quedarse de brazos cruzados, no soportaba ver a sus compañeros de esa forma.

Así que un día, al terminar la reunión sobre los próximos proyectos, invitó a Yoochun a su casa con la excusa de tomar algunas copas para alejarse un poco del trabajo y las preocupaciones.

Yoochun era, seguramente, mejor opción que Junsu. Prefería intentar hablar con alguien triste y deprimido que con alguien que puede tirarte un plato a la cabeza si intentas hablar con él.

Suspiró profundamente, no sabía cómo empezar la conversación.

Su intención había sido embriagar un poco a su amigo para que fuera más fácil sonsacarle los problemas pero éste apenas había tocado el alcohol.

Jaejoong tomó aire.

–Yoochun, ¿Por qué no vas a hablar con Junsu?

Al pronunciar el nombre de su amigo, el moreno giró su cabeza para mirarlo, parecía que últimamente sus ojos sólo respondían y enfocaban cuando alguien lo nombraba.

–No sé a qué te refieres –mustió volviendo a evitar su mirada para encajarla en el suelo, como intentando rehuir a la pregunta.

–¿Acaso crees que no me he dado cuenta de que algo os ha pasado? Estáis muy distantes desde hace unos días.

–No es como si pudiera hacer algo. Junsu no quiere ni acercarse a mí –«Y no me extraña» pensó Yoochun.

Jaejoong volvió a suspirar.

–¿Qué le has hecho esta vez, Chun?

–¿¡Por qué tienes que pensar que soy siempre yo el que hace algo mal!? –le gritó.

Jaejoong lo miró sorprendido ante la reacción tan exageradamente furiosa de su amigo.

–Lo siento, yo no...

–¡Y el problema es que tienes razón! –Yoochun miraba al suelo con el ceño fruncido como si hablara para él mismo en voz alta–. ¿Por qué tuve que hacer algo así? ¿Algo no funciona bien en mi cabeza o qué? Soy alguien horrible... Soy asqueroso...

El beso de la Muerte - YoosuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora