Here's to us

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Victor destapó la botella de vino con un viejo sacacorchos que tenía guardado entre uno de los cajones de su alacena. Un buen vino como ese solía guardarse para situaciones especiales, y Victor podía contar con una mano las ocasiones que se podrían describir de esa manera.

En la actualidad, una velada con amigos; era una de ellas.

Con Georgi y Mila sabía que el nombre o año de las cosechas no importaba, o si en lugar de alcohol de calidad tomaban un coctel de licores con etiquetas que parecían dibujadas con marcador. Empero, Victor siempre había sido ligeramente elitista cuando se trataba del alcohol, y eso parecía ser algo que no cambiaría pronto.

Sirvió tres copas, con la cantidad justa, y después elevó la suya, como si hiciera un brindis.

— ¿Acaso estamos celebrando algo? —Cuestionó Mila, sonriendo entretenida e imitando su ademán. Georgi hizo lo mismo, sonriendo también y dando un trago después.

— ¿Pasar tiempo con ustedes no parece motivo suficiente para celebrar? —dijo, antes de llevarse su propia copa a los labios, deleitándose con el sabor del vino—Para mí sí.

Deleitarse y encontrar gusto en cosas pequeñas parecía mucho más fácil en esa clase de situaciones, en la calidez de su hogar y rodeado de gente. De amigos.

—Suena bastante bien para mí también.

Repuso Georgi, antes de que la charla se encaminaría, como siempre, a terrenos más personales. Hablar de patinaje o cualquier cosa relacionada a este había parecido un tabú insorteable hacía varios meses, Victor no había perdido de vista esa clara sombra de incomodidad y aprehensión que las menciones de este les causaban. Ellos habían estado siendo amables, por lo que Victor podía entender, tratando de alejar cualquier clase de detonante verbal que pudiera ponerlo triste o melancólico.

Quizá había sido lo mejor, en su momento.

Sin embargo, ahora, Victor agradecía que la prohibición no dicha hubiera sido levantada. Victor amaba el patinaje, y siempre estaría feliz de hablar de este.

—Fue una buena temporada—Georgi lucía tranquilo, de una manera que era algo extraño de esperar en un alfa tan expresivo como él—Trataré de hacer lo mejor que pueda en mi último campeonato europeo.

Aquello logró que Victor detuviera la tercera copa que pensaba beber esa noche, parpadeando varias veces y mirando incrédulo al otro hombre.

Mila estaba en muy similares condiciones.

— ¿Qué? —Cuestionó entonces, sonando entre divertido y nervioso—¿Acaso olvidé mencionarlo?

— ¡Sí! —Mila no gritaba, nunca lo hacía. Pero su simple tono y porte cuando estaba enojada bien podía ser más aterrador que un grito—Es esa tontería de que cuando pasas mucho tiempo con alguien se te pegan sus hábitos, ¿es eso? —Su rostro era un poema, uno que parecía variar entre la diversión y el escepticismo—¿Por qué se te tenía que pegar la mala memoria de Victor?

—Hey...

Aunque no tuviera mucho con qué defenderse en ese apartado.

—Tenía muchas cosas en mente, creo—dijo, intentando excusarse—Pero era algo que estuve pensando durante mucho tiempo, mi carrera quizá nunca fue tan brillante como las suyas—Victor estaba seguro que una frase así, dicha por cualquier otra persona tendría alguna clase de tinte de rencor o envidia en ella, pero Georgi lucía tan sereno y en paz que ni un solo rastro de la misma podía vislumbrarse—, pero creo que esta ha sido una de mis mejores temporadas. Es un buen final para una buena carrera.

—Vaya...

Victor no sabía que su propia voz pudiera sonar así de suave e incrédula, aunque no estaba triste. No podía estarlo, no cuando Georgi lucía así de bien servido.

Cough SyrupDonde viven las historias. Descúbrelo ahora