Capítulo 3.1

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El pasillo que recorría Jake era increíblemente extenso, lleno de corredores que solo terminaban en bifurcaciones, usando un marcador que había tomado de la habitación en la que estaban empezó a marcar los caminos que tomaba. La mayoría terminaban en callejones vacíos donde solo habían más habitaciones, otros terminaban en salas de exhibición de esculturas, baños, cuartos de mantenimiento, cosas triviales, aunque un tanto interesantes en cuanto a su diseño característico por su obsesivo uso del neón amarillo, seguían siendo trivialidades típicas de un hotel.

Pero después de un rato de tanto caminar y caminar, Jake encontró un pequeño callejón, distinguido del resto porque no tenía neón de ningún tipo. Llamado por la curiosidad, Jake se adentró en el pequeño callejón, el cuál se volvía más estrecho conforme más recorría, a tal punto que producía la ilusión óptica de ser un camino cerrado, pero la idea de que hubiera algo más era lo que impulsaba a Jake, de todas formas, nada le iba a hacer daño... por los momentos.

Después de recorrer hasta el final el callejón que se había vuelto un pasadizo, llegó hasta unas escaleras en espiral que bajaban al menos una docena de pisos. Era una de esas escaleras modernas que bajaban en espiral para llamar la atención por su diseño, el problema era que no había nadie que pudiera apreciarlas.

Jake bajó por las escaleras, y cuando llegó a lo último de ellas se percató de que la llamada se había cortado, por algún motivo no podía llamar a nadie, su teléfono lo mostraba fuera de señal, pero eso no le impidió hacer la llamada grupal antes, era como si hubiera algún receptor cerca que hiciera rebotar las frecuencias, desviando la llamada telefónica. A pesar de que esto consumió un poco a Jake, no llegó a darle gran importancia, la curiosidad y las ansias de respuestas se intensificaban con cada paso que daba.

Luego de las escaleras había una puerta, que requería de un código de cuatro dígitos para poderse abrir, Jake se percató de que los botones que tenían los números 1, 6, 4, 7 y 0 tenían polvo encima, por lo que el código de números se limitaba a la combinación de los números 2, 3, 5, y 9. Jake empezó a teclear combinaciones de todo tipo, descuidando si alguien le seguía o si había algo fuera de lo normal.

Después de unos intentos, logró teclear 5923 que parecía ser la clave que abrió la puerta, dejando tras de sí una estela de brillante luz.

Jake se encontró en una oficina, con vista a un laboratorio.

En el escritorio de la oficina habían muchos expedientes, organizados por fechas, Jake tomó el más reciente y se dió cuenta de que era el de su grupo. En el expediente, habían nombres y apellidos, fechas de nacimientos, IQ's estimados, rasgos físicos, personalidades, fotos acompañados, fotos individuales y demás cosas de cada uno de los integrantes de su grupo, de sus amigos. A Jake le llamó bastante la atención un recorte de periódico que tenía una noticia del accidente que se cobró la vida de su mamá, también logró apreciar otro recorte que tenía la noticia sobre el accidente del papá de Caitlyn, Sarah y Emma. Jake tomó ambos recortes, y dejo los expedientes encima del escritorio.

- Hiciste tu tarea, psicópata - Dijo Jake para sí, dirigiéndose a la puerta del laboratorio, donde escribió la misma combinación que usó para la primera puerta.

Al abrir la puerta, logro ver gente vestida de traje con la excesiva decoración en neón característica de Argaryus, metida en armarios transparentes​, como si se tratase de jaulas transparentes para animales en exhibición. Jake intentó llamar la atención de ellos, pero ninguno respondía, aparentemente estaban dormidos o inconscientes de lo que los rodeaba. Entonces, Jake se encontró con Sebastián, metido en una jaula aparte, mientras un pequeño brazo metálico lo vestía en un traje con neón.

Jake abrió la jaula y cargó con Sebastián, sacándolo de ahí.

- ¿Que demonios haces aquí? ¿Estas bien? - Preguntaba Jake, aunque Sebastián no respondía. - ¿Hola? ¿Estas ahí? - Repetía Jake, intentando ver alguna mínima reacción, pero sus esfuerzos​ fueron en vano.

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