CAPÍTULO VI

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La matriarca, el águila, junto con la leona joven, decidían a donde ir a cazar hoy, mientras el león fue a hacer reconocimiento, cuando, sin esperarlo, le salió al encuentro un mandril, de 12 kilos, el león no perdió oportunidad en abalanzarse y la atrapó. El león está vez no quería, estaba detrás de otra presa un poco más grande, pero al ver que tenía cría, no desaprovechó la oportunidad. La cacería casi queda invalidada, pues, un anfibio, lo delató y el león quería más buen destruir al anfibio.
En la tarde, una cría de jirafa, recién nacida, fue la última cacería del día, pesaba apenas unos 8 kilos, sirvió para dar alimento a nosotras, las hembras de la Manada.
Los diferentes jefes de cuevas, el zorro, el lobo y el tigre, tuvieron que esforzarse más, para llevar alimentos a la guarida.
Ya en la noche, todo siguió su curso natural.

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