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❛en el fondo se sentía humillada, insegura y rechazada❜
LA ESQUINA MÁS APARTADA DEL PEQUEÑO ESCONDITE QUE HABÍA DEBAJO DE LAS ESCALERAS nos proporcionó unos momentos de intimidad para evadirnos del bullicio de la fiesta y el ajetreo del reciente incidente. Parecía que Peter había hecho desaparecer el alcohol de su cuerpo tras el susto en el salón. Me recibió ansioso entre sus brazos, repitiendo la misma mantra una y otra vez, "que estaba bien".pero lo cierto era que no lo estaba.
Quería irme a casa, volver a Cair Paravel, pero eso tampoco implicaría que desapareciesen todos mis problemas. Primero estaba Parsemo tratando descrifrar el mensaje en Ettineo que encontramos al norte, en la expedición; después, la misteriosa daga; y por último Siriel y su intento fallido por acabar con mi vida. Aunque tampoco debía olvidarme de la extraña aparición de Deva Moreen, la nueva y desconocida princesa del Norte, aquél al que tomábamos por un lugar supuestamente deshabitado.
Era demasiado pronto y arriesgado hacer conjeturas, pero no me parecía una simple casualidad que todos estos sucesos se remontaran en el mismo y poco plazo de tiempo.
─¿Cuánto más vamos a estar aquí?
Mi pregunta sonó desesperada, más un grito de ayuda que una incógnita por resolver.
─Pasaremos la noche y nos iremos mañana al atardecer. Aún tengo que arreglar unos asuntos con el Tisroc.
─¿Qué clase de asuntos?
─Unos sin importancia, no te preocupes -su respuesta no apaciguó mi duda, pero no podía exigirle que me lo contara si en ese momento no quería hacerlo.
─Solo quiero volver a la normalidad.
Asintió ante mis palabras, comprendiendo el cansancio que pesaba sobre mi cuerpo ante tanto ajetreo en los últimos eventos. Aún con sus brazos sujetándome, alcé la mirada para buscar su cara entre caricias, intentando acabar con la distancia que separaba nuestros labios. En vano. Su negativa me tomó por sorpresa, tanto como el gesto que hizo al evitar mi contacto.
─¿Qué ocurre? -no quise aparentarlo, pero mi voz se cargó de una repentina incertidumbre.
─Este no es un lugar adecuado, alguien podría vernos.
─¿Qué hay de malo en eso? Llevamos juntos más de un año. No es como si fuese un secreto.
─No me refiero a eso -se apresuró a responder, no sin antes lanzar una rápida pero no muy bien disimulada mirada a su alrededor- Pero en Calormen no están bien vistas las relaciones extra matrimoniales.
─¿Extra matrimo... qué? Solo era un beso, Peter -añadí confusa- Además, ¿desde cuándo estás tú interesado en temas matrimoniales? En Narnia ni se te habría ocurrido utilizar esa palabra.
─No es que esté interesado o no, es lo que aquí se respeta -intenté ser comprensiva, pero cada vez que abría la boca me parecía todo mucho más absurdo- Aquí los rumores corren y pueden malinterpretar las cosas. Lo último que quiero es ser el hazmerreír.
