Sebastián Villalobos.

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Mario le dio una palmada en la espalda a su amigo al salir del salón de clases. 

"Bueno, te veo luego" le dijo caminando lejos de Sebastián.

"¿A dónde vas? Aún no acaban las clases, apenas es medio día"

Mario solo sonrió y se fue. Así era él, se iba y nadie sabía a donde, y luego regresaba como si nada hubiera pasado.

Sebastián suspiro pesado y siguió caminando hacia su casillero. Al llegar, lo abrió y sacó los cuadernos que correspondían.

"Abrianna Gómez" afirmó la secretaria de la directora del colegio mirando a Abrianna "De acuerdo, este es tu casillero. Supongo que sabes para que son..." le dijo a la chica apuntando su casillero con una pluma, esta distraída asintió.

"¡Perfecto! En este sobre está la contraseña de el. Nadie más la puede saber, será tu decisión si se la quieres decir a alguien más, aunque debes ser consciente de que es tuyo, tus cosas estarán dentro, ¿de acuerdo?"

Le entregó un sobre azul con su nombre escrito y el sello del colegio. Admiró la increíble letra en mano escrita, era lindisima. Levantó la mirada encontrándose con los ojos color miel de la secretaria.

"¿Se te ofrece algo más?" le dijo la señora a Abrianna.

"Si, ¿dónde consigo mi horario de clases?" dijo algo discreta, le daba vergüenza que la escucharan hablar ingles, lo hablaba pésimo.

"En el mismo sobre se encuentra. También está el número de las aulas y el nombre de tus maestros," le sonrió amablemente "te recomiendo localizar a uno de los compañeros con los que compartiste clases cuando llegaste y preguntarle lo que necesites. Y recuerda que estoy a tus ordenes" dicho eso, le dio la bienvenida y se fue de ahí ajustándose las gafas.

Abrianna miró su casillero y sin dudarlo abrió el sobre y miró sus clases. Seguramente ya iba tarde a la siguiente clase.
Después de un rato mirando sus horarios de clases, miró la combinación de la contraseña en el pedazo de papel y los usó en su casillero, pero éste no abría.

No sabía en que estaba fallando, ponía los números tal y como venía en el papel, pero no podía. Suspiró pesada y miró a su alrededor. El pasillo estaba casi vacío, habían pasado unos diez minutos desde que había tocado el timbre y ella seguía parada, tratando de abrir su casillero. ¡Que vergüenza!

"¿Necesitas ayuda?" le dijo Sebastián recargándose en el casillero de a un lado y sonriendo con su perfecta dentadura. Abrianna saltó del susto.

"No gr..." se detuvo un momento y lo miró. Lo miró extrañada y él la miró igual o de peor manera.

"¿Qué me ves?"

"Hablaste en español, ¿eres latino?"  se olvidó de un momento de su timidez. 

"Si" le dijo sin importancia alguna levantando los hombros. "Y vengo del mismo lugar que tú" 

"¿Eres de colombia?" dijo con una cierta ilusión. Le dio alegría encontrar a alguien de su mismo país.  "¿Te cambiaste por intercambio igual?"

"Aguanta, una pregunta a la ve..." dijo pero al momento guardó silencio. Vio a las espaldas de Abrianna y miró su mochila llena de libros. No dudo en quitarle el sobre de la mano y ver la contraseña para ingresarla en su casillero. Ella lo miró avergonzada al ver que lo abrió fácil. "Solo empuja la manija hacia arriba cuando termines de ponerlo"

Quitó la mochila que ella tenía en sus hombros, metió esta al casillero y la miró.

"Si, soy de Colombia. Eso es todo lo que tienes que saber" y se alejó a paso veloz.

Abrianna lo miró asombrada por unos segundos.

"Ese chico si que es raro"

Acomodó sus cuadernos, libros y carpetas de mayor a menor y por colores. Cameron siempre la molestaba con que era muy perfeccionista y tenía que admitir que lo era. No aceptaba nada mal hecho, todos sus apuntes de sus cuadernos estaban en perfecta escritura, con colores y sin ninguna mancha. Sus pertenencias permanecían limpias, como nuevas, se molestaba si alguien le entregaba algo mal hecho o simplemente sin orden. Se desesperaba.

"No nos dejarán entrar" dijo de nuevo Sebastián recargándose en donde estaba antes, asustandola de nuevo.

"¿Puedes dejar de llegar así como así?" tenía que admitirlo, se sentía aliviada al poder hablar español de nuevo. "¿Por qué dices que no nos dejarán entrar?"

"Porque acabo de ir a la sala de clases, y el profesor me ha sacado a patadas" quitó la sonrisa que tenía "Querida, no sé si te has dado cuenta, pero han pasado veinte minutos desde que sonó el timbre y somos los únicos en el corredor"

"Claro que me di cuenta. Pensaba llegar al salón diciendo que era nueva y que me perdí" se excuso ella.

"Pero el problema es que no te perdiste" se acomodó para verla de frente. Abrianna levantó una ceja. "El problema es que te atoraste porque no sabías como abrir un maldito casillero" ella carcajeo un poco.  "Si le echaras un poco de mente a las cosas, las resolverías fácil" respondió de mala gana y fastidiado cruzando sus brazos.

"Yo las pienso, ¿si? Solo que esto es nuevo para mi" rodó los ojos.

"Si claro" Sonó burlón y miró hacia el casillero abierto de Abrianna. "Perfeccionista"

"Estoy consciente, gracias" respondió irritada cerrando el casillero.

"¿Y que harás ahora? No tienes amigos, no tienes con quien pasar la media hora que queda de clase" dijo mirándola a los ojos. Sus ojos eran bellisimos, solo le ganaba una cabeza exacta de estatura y se veía diminuta a su lado.

"Gracias por el dato de sin amigos" respondió falseando una sonrisa sin mostrar dientes. "No lo sé, seguramente le llamaré a Cameron"

"¿Cameron? ¿Es tu novio?" sonrió malicioso Sebastián.

"No, ella es mi..." lo miro a los ojos y se dio cuenta que eran muy bonitos. Sus pestañas le daban un toque se sensualidad. Era muy guapo. "No tengo por que darte explicaciones..."

"Sebastián. Sebastián Villalobos, a tus servicios" su sonrisa se hizo más amplia y ella no pudo evitar sentir pena por el chico.  No se dejará tan fácil.

"Si como sea, no tengo por que darte explicaciones" el carcajeó.

"Eres muy respondona" sonrió y se acercó lentamente hacia ella.

Le estaba empezando a caer mal el chico.

Un grito acompañado de una risa los hizo girar.

Era Mario, iba corriendo por el corredor soltando risas. Tras él, parte del equipo de fútbol americano siguiéndolo.

"¡Sebastián!" gritó y se escudó atrás de él.

Esto traería problemas.

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