Capítulo 5. Perdiendo el control

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Harry salió del campo de quidditch pisando con furia seguido de Ginny Weasley, quien tampoco parecía muy contenta.

Caminaron alejándose lo más posible del campo de entrenamiento hasta llegar a la cabaña de Hagrid, que parecía vacía.

Ginny se asomó por una de las grandes ventanas, comprobó que no había nadie y se apoyó en la pared de madera mirando a Harry.

-¿Me puedes explicar qué narices estás haciendo? ¡El partido contra Slytherin es mañana y no tenemos tiempo para tus tonterías de niña histérica!-

Ante esto Ginny se quedó de piedra. Si bien para ella el quidditch era algo que había que tomarse muy en serio pensaba que ahí Harry se había pasado.

Últimamente todo se centraba en el quidditch cuando se trataba de Harry Potter. No quedaba espacio en su morena cabeza para otras cosas. Hermione lo regañaba a menudo por no centrarse lo suficiente en los estudios y ella... Ella se dedicaba a perseguirlo como una gata en celo. Quizás sí que parecía una niña histérica.

Harry, que se había dado cuenta de que aquel comentario había herido a la pelirroja, se alejó un poco de ella y carraspeó.

-Uhmm... Lo siento, últimamente estoy muy presionado con todo. Necesito buenas notas si quiero ser auror, mi deber como capitán de quidditch es ganar la copa, además...- "estás tú" quiso decir Harry, pero cerró la boca justo a tiempo - Además últimamente Ron y Hermione están algo raros y no hay forma de hablar con ellos.-

Y era cierto, pero aquello no le preocupaba en absoluto. El chico suponía que habían comenzado a salir y que por eso cuando los veía (muy pocas veces) siempre estaban juntos.

Ginny pareció calmarse un poco y sonrió tímidamente.

-La que lo siente soy yo, he arruinado el entrenamiento de hoy...-

Conforme hablaban el sol se había ido ocultando entre los árboles del bosque prohibido, creando sombras cada vez más largas y difusas. El cielo, teñido de naranja y rosa se confundía con los cabellos de Ginny que flotaban al viento. Los suaves ojos castaños de Ginny se colgaron de sus iris verdes y ya no se movieron de allí.

Harry no sabía qué narices pasaba, pero de lo que sí que estaba seguro era de que quería besar a Ginny.

La agarró del pelo y estampó sus labios contra los suyos con fuerza, deseando poder fundirse con ella.

La pelirroja al principio se quedó rígida, pero no tardó en responder a su beso con la misma furia y pasión.

Las manos de Ginny se metían entre el pelo de Harry, revolviéndolo, y sus caderas se pegaban a las del chico, queriendo eliminar el breve espacio que quedaba entre ellos.

Harry soltó un jadeo cuando sintió las manos de la pelirroja sobre la hebilla de su cinturón, desabrochándolo con prisas. En aquel momento a Harry le dio exactamente igual que los pillaran o que los expulsaran del colegio, pues cualquier cosa que pasara de ahí en adelante sería junto a Ginny.

El moreno le subió la túnica de quidditch a Ginny hasta los muslos y enganchó una de las piernas de la pelirroja alrededor de sus caderas para sentirla más cerca. Se agachó y fue repartiendo besos desde sus tobillos hasta la rodilla. Cuando llegó al interior de sus muslos la muchacha gimió con fuerza y sujetó la cabeza de Harry entre sus manos, obligándole a levantarse.

-No... Harry, aquí no, por favor...-

Harry despertó como en un sueño. La cara de la pelirroja estaba sonrojada, sus labios hinchados de los besos, tenía el cabello desarreglado y la túnica arrugada. Realmente parecía que habían llegado demasiado lejos.

Fanfic de Harry Potter: Secretos en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora