Había pasado todo el día, llegó la noche y no habían recibido noticias de Emma, la moto de la dama negra no había aparecido y algún testigo dijo que la había visto salir de la ciudad. Peinaron la zona, ciudades vecinas se sumaron a la búsqueda pero ni Emma ni su captora daban señales, se habían esfumado.
El sol hacía ya rato que se había puesto, pero Diana y Luci seguían patrullando, seguían buscando a su jefe sintiéndose terriblemente culpables al no haber hecho nada para impedir que esa demente se la llevara, seguramente recibirían una llamada pidiendo cualquier cosa a cambio de Emma, la mafia negociaría su liberación. Finalmente recibieron la llamada de su superior, ordenándoles que se fuesen a casa a descansar, ya continuarían al día siguiente buscando, por lo que Diana puso rumbo a su casa sin dejar que Luci dijese una sola palabra, ninguna de las dos querían estar solas con sus recuerdos esa noche.
Una vez en el apartamento de Diana, esta se puso a cocinar para no pensar en Emma. Los disgustos le abrían el apetito, por lo que preparo una enorme pizza de pollo ante la mirada divertida de Luci que, harta del incómodo silencio, se dirigió a ella sobresaltándola.
-"No es tú culpa ¿Sabes? Hicimos lo que pudimos en la carretera, se la habría llevado de todas formas o peor, la habría matado"
-Lo sé Luci, pero no dejo de sentirme culpable, espero que no le pase nada malo
-"Es Emma, claro que no le pasará nada malo, ha lidiado con cosas mucho peores"
-¿Crees que estará bien?
-"Me preocupa más la dama negra, Emma enfadada da bastante miedo"
Con una sonrisa, Diana puso la mesa y sirvió dos copas de vino mientras la pizza seguía cocinándose en el horno. Luci la miraba pensativa, su compañera era impulsiva, bastante payasa y bocazas pero tenía un corazón enorme, era noble y ante todo buena persona, le encantaba compartir momentos con ella aunque jamás se lo diría, seguramente si lo hiciera, se pondría tan roja que tendría que desaparecer para no escuchar sus burlas. El olor de la cena inundó el apartamento y a ambas empezó a rugirles el estómago ya que buscando a Emma se habían olvidado de todo lo demás.
Una vez lista la pizza, Diana la sacó haciendo malabares intentando no quemarse, sonrojándose ante la risa cristalina de su compañera, siempre que la tenía cerca, que discutían o reían, se ponía nerviosa, como una niña pequeña. Volvieron a reír cuando Luci tuvo que admitir que esa pizza era la mejor que había probado en su vida, bromeando sobre su "primera cita" y sonriendo como dos colegialas, dos adolescentes que empiezan a mirarse con otros ojos. Tras la cena, Diana no quería que Luci se marchase, no quería quedarse sola torturando su mente, por lo que puso una película y le pidió que se quedara un rato con ella.
Ambas se sentaron en el sofá, mirando la televisión sin realmente verla, tomando de su copa y estremeciéndose ante la cercanía de la otra.
-"Tenías razón, la pizza de pollo estaba rica"
-Te lo dije, era un pecado que no la hubieras tomado antes
-"Me ha gustado esta no-cita contigo"
Se miraron sonriendo, estaban muy cerca, tanto que un leve impulso uniría sus labios, Diana tragó saliva y miró los labios de su compañera, a punto de romper la distancia, a solo segundos del ansiado contacto, sonó su teléfono móvil sobresaltándolas a ambas y separándolas de un salto.
Con las mejillas encendidas contestó a la llamada sin mirar quién llamaba y se quedó muda al reconocer la voz, al otro lado de la línea del teléfono.
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El peso de una promesa
FanfictionAU Emma Swan y Regina Mills crecen en el mismo orfanato siendo inseparables, con el paso del tiempo la vida les lleva por caminos muy opuestos ¿Serán capaces de reencontrarse?