Caso abierto

Agente federal Regina White

Si existe una palabra que pudiese definir exactamente esa mañana de lunes en el club sería caos. Miles de agentes registrando hasta el último rincón, en busca de cualquier prueba a añadir a ese caso que ya estaba prácticamente sellado. La confesión de Neal, su implicación en los secuestros y en la venta de menores daban la solidez suficiente para enterrar esa locura de una vez por todas y aún así, cualquier detalle pequeño podía ayudar por lo que registraron el lugar con ahínco ante la estupefacción de los transeúntes y las prostitutas que habitaban el lugar.

En medio de la muchedumbre de hombres entrando y saliendo, Regina se escabulló de su jefe pues no tenía ganas de enfrentarlo en ese momento, cogió a dos de sus compañeros y se los llevó pues aun no había concluido su misión, aun quedaba algo por hacer.

Mientras la morena se marchaba en su coche, seguida de cerca por el coche patrulla a culminar su trabajo, una de las chicas que trabajaba para Neal entró en la habitación de Emma con la respiración agitada y el pulso acelerado, asustando enormemente a la rubia que no se había enterado del circo que estaba montado por debajo de ella, sumida en sus pensamientos y sonriendo ante la certeza de que Regina también la amaba.

-"Jennifer, está aquí el FBI, esta todo lleno de polis por todas partes y se han llevado detenido a Neal por no sé qué de venta de niñas, baja no querrás perdértelo"

-¿El FBI está aquí? ¿Y Regina? ¿Sabes algo de Regina?

-"¿Quién coño es Regina?"

-Regina Mills, ha venido a hacer negocios con Neal hace un rato.

-"Entonces seguramente también esté detenida, es todo un espectáculo Jenni, tienes que bajar"

Emma sintió como su corazón se detenía, como se le congelaba el aliento en la garganta y empezaban a sudarle las manos, visiblemente agitada y nerviosa. No entendía por qué el destino era tan extremadamente cruel, justo el día que venía Regina aparecía el FBI. En cualquier otro momento se había sentido completamente pletórica y feliz ante su repentina libertad, mas en ese momento solo podía pensar en Regina, en que ella la amaba, leyó en su mirada que no era mentira, que de verdad sentía amor por ella, se había dejado llevar por la emoción y en su mente imaginó un futuro feliz junto a la mujer que amaba y en un segundo todo se había esfumado. Tenía que hablar con los agentes, no podía dejar que se la llevaran detenida, que le hicieran daño. Por monstruosas que fuesen sus intenciones al pactar con Neal, ella había sido amable, cariñosa y estaba llena de amor, no podía dejar que la separasen de su lado.

Se levantó de un salto y se precipito a la planta baja, deseando que no fuese demasiado tarde para la morena y dejando a su compañera de desgracia con la palabra en la boca y completamente confundida. ¿Quién demonios sería esa Regina?

Cuando entró al club y vio todo el desplegué de las fuerzas de la ley se sintió mareada, busco a Regina con la mirada y no pudo verla, había demasiada gente, o posiblemente ya se la hubiesen llevado, esa idea en su mente le provocó nauseas y su cabeza empezó a girar mientras amargas lágrimas acudían a sus ojos, tenía que encontrarla como fuese.

Los agentes la rodeaban y le pedían que abandonara el escenario, que se reuniese con el resto de testigos mientras ella escrutaba cada rincón, deseando con toda su alma encontrar la mirada oscura de Regina en cualquier momento, saber que estaba bien y que nada malo le había pasado.

Estaba a punto de estallar en histeria y decirle al agente que la estaba empujando que era un inepto y la dejase en paz, cuando una voz conocida se dirigió a ella, una voz que hacía muchos años que no escuchaba.

-Emma... te encontramos pequeña.

Se giró despacio, intentando asimilar que todo ese caos, todo ese despliegue policial era por ella. Lo vio ante ella como un sueño, sabía bien quién era, había sido un buen amigo de su padre y había cenado en su casa en numerosas ocasiones, el director del FBI la miraba con ternura y cariño.