Cumpleaños feliz

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Pasaban los días, lentos, agónicos, sin resultados, sin pistas, sin nada a lo que aferrarse para seguir esa investigación sin sentido. Todo apuntaba a que la muchacha se había esfumado como el humo, sin dejar un solo rastro, ni una huella a seguir. Todo cuanto tenía eran migas de pan esparcidas al viento y poco a poco iba perdiendo la esperanza de encontrarla, a pesar de su furiosa tenacidad y su cabezonería.

Cuanto más difícil se ponía el caso, con más ahínco se aferraba a él, como si al resolverlo pudiese vencer el volcán que llevaba en su interior y amenazaba con explotar en cualquier momento, amenazaba con enloquecerla y llevarla hacia un bucle de autodestrucción y dolor irremediable.

Investigando minuciosamente cada resquicio escondido, cada punto de esos archivos buscando encontrar cualquier cosa fuera de lugar, cualquier mota de polvo que pudiese dar luz a las sombras, pasaban los días, las horas y ella se olvidaba del mundo, se olvidaba de recordar, de llorar, vivía y respiraba buscando a Emma Swan.

Tras hablar con Ruby y descubrir que la joven podía haber sido secuestrada en un radio más amplio, sus pasos la llevaron a interrogar a cada vecino una vez más, ampliando su investigación y visitando no solo a los habitantes del barrio donde Emma vivía, sino a todos los que llevaban más de cinco años viviendo en el camino que había de la escuela a la residencia Swan.

Tras cinco años poca cosa sacó en claro, algunos la recordaban otros solo habían oído hablar de ella en las noticias, nadie pudo aportar más información sino que añadieron más incógnitas a un caso que cada vez se hacía más amargo y difícil de llevar. ¿Cómo era posible que una niña se desvaneciese de la noche a la mañana y nadie hubiese visto nada?

Habló con antiguos compañeros de Emma, intentando conocerla a través de las palabras de aquellos que compartían con ella su día a día. Todos coincidían en que era una chica agradable, bastante habladora y alegre, amable y buena con la gente de su alrededor, una chica sensata que no se habría ido nunca con un desconocido, no por propia voluntad. Habló con aquellos que fueron sus profesores, había sido una alumna brillante, con mucho futuro, extremadamente inteligente.

Cuanto más sabía de Emma, más deseaba encontrarla, descubrir qué le había pasado, ayudarla si estaba en peligro o, en el peor de los casos, poder dar alivio a sus padres que, tras cinco años buscándola, habían perdido toda esperanza y solo deseaban poder tener paz, respuestas, entender por qué su única hija había sido arrebatada de su lado de esa manera.

Visitar a los Swan fue el momento más duro de haber abierto una vez más esa investigación. La señora Swan la había recibido con el cansancio latente en su mirada, sus ojos expresaban las noches sin dormir, el dolor y las lágrimas derramadas. Un dolor que Regina conocía bien pues ella había perdido también a quién más amaba. Apenas le habló, resignada, su hija no volvería a pesar de las promesas sinceras de la agente, la promesa de que haría todo lo posible por encontrarla y devolverla a su hogar. Creía en la buena voluntad de la morena, pero tras cinco años no podía permitirse el lujo de tener esperanza, su pequeña estaba muerta, estaba segura.

El señor Swan, más fuerte que su mujer pero igualmente destrozado, compartió con Regina lo mismo que había declarado cinco años atrás, él estaba en un viaje de negocios y al volver a casa encontró la situación desbordada, su hija no había vuelto a casa y, lo que en un primer momento pensaron que era una rabieta de adolescente, se convirtió en cinco años esperando a que su pequeña apareciese por la puerta en cualquier momento. Su voz, aunque segura, dejaba ver el ahogo que sentía, la culpa, el dolor. Si no hubiese sido tan sobre protector con su única hija quizás no habría desaparecido.

Al marcharse del caserón donde Emma había crecido tenía un nudo en el estómago, tanto dolor, una familia destrozada sin motivo y sin un por qué. A pesar de que cada vez que daba con algo solo suscitaba más preguntas, cada vez estaba más convencida de que debía resolverlo.

Caso abiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora