Wild Bitches

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Valentina, "Fiesta acuática"

Esto no me gusta, ni siquiera sé porque estoy acá. No me gustan las fiestas. No me gusta el agua. No me gusta. Aunque pensándolo mejor mi psicólogo siempre dice que tengo que ser valiente, tal vez esto ayude.

Bueno, está bien, ahí voy... Pero ¿Cómo? ¿Cómo hago?

Basta. No puedo ser TAN miedosa, es solo un puto tobogán.

Pero ,justo cuando pensé que estaba lista, un pequeño empujón del mariscal de campo hizo que todo el miedo volviera.

No sabía qué hacer. Todos me miraban, y toda la vergüenza se acumulo mis mejillas. Ya podía imaginarlas de color carmín. No iba a contestarle, no podía, no estaba en mi forma de ser. El simplemente me miro desde abajo, inhibiéndome totalmente, haciéndome sentir menos que su hermosa persona.

—  EY, ¿Qué te pasa imbécil? — Mascullo Oriana sacando el coraje que a mí siempre me faltaba, defendiéndome cuando yo no podía — La volvés a tocar y tu cara de avestruz conocerá su verdadero origen. El entierro. Abajo. En la tierra. No sé si me explico.

— Wow, wow — Levanto las manos con falsa inocencia — ¿Qué pasa? ¿La pequeña Vale no puede defenderse sola que necesita de un sicario que me amenace?

— Me parece que no te quedo claro lo que acabo de decir — Bramo frotándose la frente con estrés — Usa la única neurona que te queda ¿Dale? Ahora seguí mi consejo y D E S A P A R E C E — Espeto Oriana con su cara enrojecida.

Tomás nos mostró su hermoso dedo medio y se alejo, lo cual me dio un gran alivio, su mirada siempre me intimidaba. Su sola presencia me estremecía.

Observe como la frente de mi amiga seguía fruncida en un perfecta V, mientras el problema nos daba la espalda.

— Déjalo Ori, no vale la pena... — Tranquilicé un poco intentado que relajara sus facciones.

— ¡Que pedazo de idiota! — Creo que no funciono — Vos también ¿Por qué no le decís nada? —  Me respondió aún más furiosa que antes.

— Es mejor ignorarlos. Créeme tengo experiencia en estas cosas.

— Juro que no te entiendo Vale — Contesto frustrada cruzándose de brazo como niña de 3 años.

— Ya sé — Tartamudee algo apenada por no saber nunca como defenderme. Ella noto mi angustia y, poniendo un mano en mi hombro, me abrazo por detrás haciéndome sentir mucho mejor — Bien — Aliviane mirándola desde arriba — Terminemos con esto — Contesté y ignorando las curvas, y la vertiginosa caída, y el agua chocando contra los bordes del plástico ¿A quién engaño? Estaba pensando en todo eso. Pero a pesar de todo, tome un respiro profundo, y apretando fuertemente mis parpados, caí.

《☆》

La verdad es que yo no era muy partidaria de las fiestas, y menos una que tiene gigantes toboganes.

Odio las alturas, me dan mucho vértigo. Ni siquiera sé como hice para lanzarme. La verdad es que fue un logro personal. Tal vez ya supere mi miedo…

JA que gran mentira.

Tal vez fue por el enojo pasajero que tuve hacia Tomas Goldenberg.

No sé en qué momentos nos volvimos esto. En preescolar éramos amigos, pero cuando pasamos a la preparatoria el hizo su propio grupo. Estaba muy metido en el rugby, y casi nunca hablábamos debido a las prácticas, y la verdad es que no lo entendía ¿Cómo es que le gustaba más pasar tiempo derribando orangutanes gigantes, que jugando a Scrable conmigo?

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