Capítulo diez [Maratón 5/5]

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«Bienvenida, mon cher.

Me alegra que hayas decidido salvarle el pellejo a tu viejo padre y aventurarte en pasar un mes conmigo. Eres una mujer muy inteligente. Sinceramente es un placer, en muchas formas.
Tal vez no nos veremos mucho por el día ya que normalmente trabajo, pero por la noche te aseguro que nos veremos, y mucho...
Te diré algunas reglas para que puedas pasar este mes. Primero, no puedes utilizar tu móvil para llamar a tu padre, amigos o a cualquier otra persona. Segundo, no podrás salir a la ciudad al menos que te acompañe yo mismo. Y por último, como había dicho antes, tienes que cumplir tu mes entero, nada de largarte antes. Un trato es un trato. Espero que tu lo cumplas, así tu también disfrutaras de este mes. Aunque dudo que no lo hagas...

P.D: En la caja hay otra cosa que quisiera que vieras, te aseguro que te gustara.
Brian. »

____ arrugo rápidamente el papel y lo tiro contra la pared con fuerzas. El muy imbécil la iba a tratar como si fuese una esclava, no le dejaría utilizar su móvil, no podría salir si quería, estaría como una esclava. Como su esclava. Era un absoluto idiota, en aquellos momentos ella simplemente quería salir de aquel lugar y volver a Huntington. Todos los planes que tenia para sus vacaciones terminaron en la basura y ahora estaba allí. En una mansión de Nueva Orleans, esperando, para que la utilizara como juguete.

Maldijo en voz alta y se sentó en la cama. ¿Ahora que tenía que hacer? ¿Esperar a que se hiciera de noche para que se acostara con ella? Dios santo, en serio que estaba loca. A veces dudaba de su inteligencia. Una persona i
Tal vez después de todos debería pasarse por la cocina a comer algún bocadillo. Dejo a un lado el envoltorio. Salió de su habitación y se nteligente no haría esto... ¿O sí? 


Estaba segura que no volvería a dirigirle la palabra a su padre después de esto. Se suponía que un verdadero padre no ofrecía su hija para que no lo chantajeara. Se rio al pensar que John la trataría como una hija alguna vez, solo intentaba controlarla como si tuviese aun dieciséis. Observo la caja abierta y saco lo que había adentro. Sabía que era algo liviano, como tela y le dio curiosidad ver que era.
Puso una mano en su estomago cuando este gruño reclamando comida.

Se dirigió a la cocina. Como se lo imaginaba aquella cocina era el sueño perfecto de cualquier chef. Un delicioso olor se apodero de las fosas nasales de ____ haciéndola suspira. Una señora mayor estaba guardando algunos platos y se giro para verla. Le sonrió, formándose algunas suaves arrugas por sus ojos.

-Hola, cariño. Debes de ser _____, ¿cierto? -ella asintió- Me llamo Diana. Mi esposo me dijo que te guardara algunas de mis magdalenas de chocolate. -se acerco hasta el microondas y saco una pequeña bandeja con algunas magdalenas sobre ella. La boca de ___ se hizo agua al percibir su exquisito olor. Sin duda que le vendría bien probar una. Estiro su mano y agarro una, a continuación le dio un mordisco. Cerró sus ojos por el sabor celestial de la magdalena. Dios, esa mujer sí que sabía cocinar.
-¡Están deliciosas!
-Gracias -le sonrió y se quito el delantal- Me tengo que ir. Nos veremos mañana, cariño -dicho eso, salió.
Termino de comer su magdalena y cogió otra para comérsela en su habitación. Al sentarse en la cama volvió a ver el envoltorio a un lado y decidió abrirlo. Sus ojos se abrieron al ver lo que contenía.

Un mes de placer [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora